19 de noviembre de 2017
Apenas ocurridos los macrosismos de septiembre, particularmente el segundo, que devastaron media docena de entidades y la capital del país, Felipe Calderón Hinojosa aprovechó la realización de una de tantas sesiones de el comando de Acción Nacional convocadas entonces por el indefinido Ricardo Anaya para, ahí, sugerir que siendo Benito Juárez una de las delegaciones donde se concentraba un mayor número de inmuebles colapsados y/o declarados con daño considerable, se tomaran medidas para evitar la “politización negativa, antipanista…” del asunto.
Se trata, habría mencionado el expresidente, de evitar que siendo que la demarcación cumple 17 años ininterrumpidos de ser gobernada por personajes de extracción blanquiazul —José Espina, Fadlala Akabani, Germán de la Garza, Mario Palacios, el impresentable Jorge Romero Herrera y, ahora, el alfil de este, Christian von Roehrich— la situación pudiera ser utilizada por sus detractores para, con razón o no, enderezar toda suerte de ataques —“por corrupción en la entrega de licencias de construcción, por ejemplo”— en contra del partido y sus liderazgos.
Nadie, o prácticamente nadie, a decir de quienes le escuchaban, puso mayor atención u otorgó mayor importancia a sus palabras…
Hoy, dos meses exactos después del sismo del 19 de septiembre, lo anterior parece comenzar a cumplirse ante los cientos de vecinos de la “privilegiada” delegación que han comenzado a explicitar su malestar ante la indolente, incapaz y “deshumanizada” actitud de sus gobernantes que, dicen, no sólo se muestran rebasadas por la tragedia, sino que, incluso, ignoran cuanto requerimiento de auxilio o, peor, de simple consejo le son planteados por sus representados para tratar de resolver su particular problemática.
Habitante del edificio número 10 de la calle Escocia, en la colonia Del Valle, el presidente de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos (CMDH) refiere así parte de la experiencia vivida tras los sismos: “Cansados de recurrir a las autoridades en la demarcación, el delegado Von Roehrich, y a Protección Civil capitalino de no haber recibido, hasta el viernes, por parte de esta última una respuesta siquiera a sus escritos, optaron por recurrir a la protesta pública pues, “sólo sobre esa calle, en algo menos de 50 metros lineales, no es una, sino cuatro las edificaciones en riesgo de venir a tierra”, amén de que, acordonadas como están y bajo vigilancia, ya todas ellas fueron saqueadas de todo bien. No se llevaron los muebles por la debilidad de las propias edificaciones… ¡Y porque ello hubiera obviado la (presumible) colusión entre vigilantes y ladrones!
Hablamos, para ponerlo en su real perspectiva, del caso de Escocia 4 que, colapsado, “se recargó” sobre el número 10 de la misma vía y amenaza también a otra edificación que se encuentra enfrente, además de que en la esquina con Edimburgo, otra más se colapsó y a unos metros sobre la avenida continua, la situación se repite.
Incapacidad, pues, indolencia y actitudes carentes del más elemental humanismo, agravado por el hecho escasamente publicitado de que, merced a la tragedia, los inmuebles aquí citados y los muchos que se encuentran en la misma situación son, en los hechos, “posesión del Estado, de la delegación en este caso específico”.
Sesenta días pues, diría alguno de los ofendidos y claramente molestos afectados… ¡y contando!
ASTERISCOS
* Punto a favor de la Asamblea capitalina que, en medio de sus eternas pugnas (que eximen a sus miembros de tener que trabajar), decidió otorgar la Medalla al Mérito Ciudadano CDMX a la Fundación Comparte Vida AC, que lidera el empresario Raúl Camou Rodríguez. La misma será entregada a finales de este noviembre.
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP