27 Agosto de 2019.
Hong Kong.- La jefa ejecutiva de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, Carrie Lam, señaló este martes que la violencia en las protestas antigubernamentales se está volviendo cada vez más grave, pero que su gobierno confía en poder manejar la crisis.
Lam habló en público por primera vez desde que las manifestaciones aumentaron el pasado domingo, cuando la policía disparó un cañón de agua y descargas de gas lacrimógeno en batallas con manifestantes que arrojaron ladrillos y bombas de gasolina.
La líder respaldada por Beijing dijo que confiaba en que el gobierno de la ciudad puede manejar los disturbios por sí misma y que no renunciaría a construir una mesa para el diálogo, y agregó que Hong Kong debería prepararse para la «reconciliación en la sociedad al comunicarse con diferentes personas».
Pero agregó que no era el momento adecuado para iniciar una investigación independiente sobre la crisis, una de las demandas fundamentales de los manifestantes.
Lam aseguró que el gobierno de Hong Kong respondió a la «demanda más importante» de poner fin al proyecto de ley de extradición pocos días después de las primeras protestas.
La ciudad gobernada por China enfrenta su mayor crisis política desde que el Reino Unido la entregó a Beijing en 1997 y las autoridades del Partido Comunista han enviado una clara advertencia de que es posible una intervención contundente para calmar la violencia, señaló Channel News Asia.
En tanto, los manifestantes prodemocracia planean realizar nuevas protestas en los próximos días y semanas, lo que representa un desafío directo para las autoridades de Beijing, que están ansiosas por calmar los disturbios antes del 70 aniversario de la fundación de la República Popular de China el 1 de octubre.
Los disturbios iniciaron la segunda semana junio debido a un proyecto de ley de extradición ahora suspendido que habría permitido que la gente de Hong Kong fuera enviada a China continental para ser juzgada.
Pero las manifestaciones han evolucionado durante 12 semanas consecutivas en una amplia demanda de una mayor democracia bajo la fórmula «un país, dos sistemas».
Hasta el momento, las autoridades se han negado a cumplir con cualquiera de las cinco demandas clave de los manifestantes: retirar el proyecto de ley de extradición, establecer una investigación independiente sobre la violencia policial, dejar de calificar las protestas como «disturbios», renunciar a los cargos contra los arrestados y reanudar la reforma política.
El gobierno dijo el lunes que la violencia ilegal empuja a Hong Kong al borde de un gran peligro tras los enfrentamientos del fin de semana que incluyeron el primer disparo y el arresto de 86 personas, la más joven de tan solo 12 años.
Al igual que en las semanas anteriores, los manifestantes exigieron la retirada definitiva del proyecto de ley de extradición que permitiría a Hong Kong entregar a prófugos a los territorios con los que no tiene acuerdos formales en esa materia, como Taiwán, Macao y la China continental.
La mayoría de las protestas han sido pacíficas, pero al caer la noche, grupos marginales a menudo se han enfrentado con la policía.
Las manifestaciones que comenzaron el 9 de junio en oposición a un proyecto de ley que permitiría las extradiciones a China, pero que se han transformado en un intento más amplio para revertir una caída en las libertades democráticas en Hong Kong.
A pesar que el gobierno dio el proyecto por «muerto», las protestas continúan exigiendo que la iniciativa sea completamente abandonada y que las autoridades de Hong Kong implementen el sufragio universal y retiren las acusaciones penales contra los manifestantes.