5 de marzo de 2018
Tijuana.- El versátil Jonathan Antonio Martínez Macháin se ha convertido en toda una atracción para los tijuanenses, ya que con sus interpretaciones callejeras ha logrado una gran difusión del didyeridú, ancestral instrumento musical de viento proveniente de Australia.
Las calles de esta ciudad fronteriza del norte de México han registrado el testimonio de este músico, quien con los labios extrae del inusual didyeridú, la melodía que atrae la atención de los habitantes de esta cosmopolita Tijuana.
En entrevista con Notimex, Martínez Macháin manifestó que el instrumento tradicional de Australia es el más antiguo entre los de viento, de tal forma, que se han encontrado pinturas rupestres que datan de tres mil años de antigüedad.
“Tocar de dos a tres horas es el mismo trabajo que hacer (mezclar) 10 sacos de cemento porque es muy cansado”, expone Martínez Macháin, al darse a sí mismo un descanso entre cada una de las interpretaciones que hace con el llamativo instrumento.
Con la parsimonia propia de quien quiere dar detalles del instrumento que ejecuta para que haya un mayor conocimiento, expresa que “trabajas del diafragma a la nariz, los pulmones, los músculos de la espalda, cuerdas bucales y sobre todo los labios”.
Ya engranado en la charla, Jonathan Antonio explica que para la ejecución de este instrumento existe una técnica fundamental que es la respiración circular.
Esta técnica, señaló, consiste en tocar y respirar al mismo tiempo, “involucra al tocar del ombligo para arriba, los músculos faciales, pómulos, paladar, lengua, campanita y cachetes”.
El didyeridú, indicó, es uno de los instrumentos de viento que no se sopla para tocarlo “sólo se vibran los labios, cuando soplas mucho no alcanzas a hacer la respiración circular que es fundamental para el instrumento”.
Resaltó que el didyeridú se elabora utilizando pino de ciprés, al señalar que en Australia originalmente es de eucalipto y que en la formación de este instrumento, hasta la naturaleza participa, a través de algunos insectos.
“Las termitas de allá (Australia) hacen túneles debajo de la tierra y buscan las raíces de los árboles que, cuando encuentran uno, lo carcomen”, expone con el conocimiento que le da haber estudiado la historia y el desarrollo de este instrumento musical.
Al hablar de sus inicios en la ejecución de este artefacto musical, Jonathan Antonio recordó que le nació el gusto por ejecutar este instrumento cuando tocaba la guitarra.
Recordó que tenía el proyecto de hacer canciones de viento de varias partes del mundo “y haciendo flautas, vi el didyeridú, me apasionó mucho, soy el único que lo toca en Baja California. Donde lo toco me va bien”.
En ese sentido, al hablar en torno a sus satisfacciones al ejecutar el didyeridú, manifestó que es el único que se dedica en México al 100 por ciento a tocar este instrumento.
Al respecto, abundó que “otras personas lo tocan cinco minutos o con DJ como en el DF (Ciudad de México), Querétaro, Guadalajara, Xalapa, Puebla y Chiapas, donde tocan el didyeridú diferente”.
En esta consideración Martínez Macháin destacó, “yo toco 100 por ciento música, ellos (los otros músicos) con vibración de los elementos”.
Señaló que al ejecutar el didyeridú, “mezclo lo derivado del electrónico como el tecno, funk, jazz, blues, heavy metal, black metal. Quiero hacer que el didyeridú sea respetado, como la guitarra o el bajo”.
El didyeridista expuso que es el único mexicano que ejecuta este instrumento con tecno, que otras personas lo tocan en vivo, pero con sintetizador o calmado y puntualiza que su música es «dark show», con el objetivo de obtener más propina por esta fusión.
Pero también resalta su labor como artesano, “yo hago mis instrumentos”, dice con un marcado orgullo, sabedor que no cualquiera es capaz de lograr el tallado de artefactos musicales de esta naturaleza.
Entre los instrumentos que elabora de manera artesanal enlista las flautas, kena, percusiones, derbake, teponaxtle, tambor alegre, todos ellos representativos de distintas culturas mundiales, pero que mantienen su vigencia.
Su talento no tiene límites y aunque pretende ser modesto, lo cierto es que se siente orgulloso de sus ejecuciones, “toco la guitarra, acordes, flauta, yembe y la tamba”.
En mayo cumplirá seis años de tocar este instrumento, cuya longitud es de aproximadamente dos metros. Aprender a tocarlo fue fácil para él, pero aclara que ha conocido a otras personas que a pesar de tener tocándolo diez años no lo ejecutan bien.
Al considerar este comentario y su gusto por ejecutar el didyeridú, Jonathan Antonio señala que la ejecución de este instrumento musical de ningún modo genera enfermedades.
Por el contrario, “favorece el sueño, el didyeridú hace conciencia al músculo, cuando estoy soplando y agarrando aire, hago que no se tape ningún ducto, está hecho del pino del ciprés”.
Pero no todo han sido satisfacciones, también ha habido ciertas frustraciones, como el hecho de haber sido seleccionado por tres años en el concurso de didreriyú en Francia, pero se ha visto imposibilitado a asistir, principalmente por carencias económicas.
Al hablar de este tema, es muy específico, pues refiere que el viaje tiene el costo de mil libras (moneda inglesa), “de Londres tengo que viajar a París y es muy costoso, soy el único mexicano que ha sido seleccionado y no he podido asistir”.
Para él, abstenerse de acudir a eventos en los que ha ganado su inclusión es frustrante, sobre todo porque el escenario es Europa, continente en el que el didyeridú es sumamente popular.
“Se unen en festivales (los) estilos franceses, japoneses, australianos, alemanes”, señaló y con satisfacción anota que en Tijuana desde hace tres años “hago festivales del didyeridú”.
A estos festivales organizados por Martínez Macháin, dice, han concurrido participantes de Bogotá, Colombia; así como de Utah y Oregon, Estados Unidos; pero también de México, de ciudades representativas como, Veracruz y Ciudad Juárez.