1º de febrero de 2018
- «Espero que algún día seamos conscientes de la privilegiada libertad que permite la creación»: Conchi León
México.- «Hablar de coraza» es una expresión para afirmar que se hace de corazón, pero también es despojarse de todo aquello que limita y sofoca a un grupo de reclusas yucatecas, cuyas fuertes historias han quedado plasmadas en una puesta escena que reflexiona sobre el común denominador de los testimonios que recoge: la violencia y el maltrato.
«De coraza», de la actriz, dramaturga y directora escénica Concepción León, es resultado de un trabajo fuerte y hasta desgarrador que comenzó con un taller para mujeres en la cárcel y que culminó con este montaje, estrenado en la propia prisión con las reclusas como protagonistas.
En octubre pasado, el Festival Internacional de la Cultura Maya lo incluyó en su programación y ofreció función en la ex penitenciaria del estado, con un elenco de actrices de la compañía yucateca Saa’s Tun, que ahora la trae al teatro La Capilla, de la capital mexicana, donde se presentará sábados y domingos, del 3 al 25 de este mes.
Sobre su trabajo, Conchi, como es mejor conocida, habló a Notimex de lo curioso que resultó descubrir que en la cárcel se puede ser libre y «se puede serlo creando, escribiendo o haciendo teatro. Espero que algún día todos seamos conscientes de la privilegiada libertad que nos permite la creación».
A la misma conclusión llegó con la compañía de Teatro Penitenciario que actualmente escenifica en el Foro Shakespeare «La Espera», también a partir de su dramaturgia, basada en testimonios de un grupo de ex reos, que encontraron en el teatro una nueva oportunidad de vida.
Pero el trabajo con hombres y con mujeres en reclusión no ha sido el mismo, reconoció, pues mientras ellos tienen visitas de amigos, familiares o conocidos; ellas sufren de estigma, les quitan a sus hijos o ya no las dejan verlos para que los niños no conozcan la situación de su madre.
“Para ellas, la cárcel es el lugar del olvido porque nadie las visita y la diferencia es muy notoria, mientras los varones tienen hasta tres o cuatro visitas a la semana, a ellas escasamente las van a ver. Trabajando en la cárcel, las mismas reclusas te lo dicen, los inocentes no quedan libres, se van los que tienen dinero”.
Eso hace que la carga emotiva sea muy distinta al hacer una obra de teatro en una cárcel. “Con las mujeres contando su propia historia es muy fuerte, prácticamente es demoledor para el espectador; incluso para mí que estuve con ellas fue muy fuerte, fue una experiencia tremenda”, recordó.
«De coraza», expuso, cuenta un elenco conformado por Addy Teyer, Ilse Morfín, Susan Tax y Susi Estrada, en los monólogos, y colaboración especial de Oswaldo Ferrer y la propia Conchi León.
Como una sorpresa al público, en esta temporada el cobro por la entrada será bajo la modalidad de “precio justo”, mediante el cual espectador decide cuánto pagar por la obra de teatro. “Que cada quien decida cuánto vale la obra, me encanta”, comentó entusiasmada.
Además, el 18 de febrero, al término de la obra se tendrá una charla posterior con Luz Emilia Aguilar Zinser, directora de la Escuela del Espectador, en la que el público podrá preguntar y compartir lo que quiera.
Inquirida sobre si está consciente del impacto de su obra en el actual contexto de cuestionamiento a los cuerpos policiados, mencionó que es un enfoque que no le había dado.
«La obra devela ciertos momentos que viven los detenidos, como el arraigo, la tortura y ciertos mecanismos de la policía para involucrarnos en los crímenes. Eso es muy fuerte y ellas (las actrices) relatan en dos momentos de la obra, qué es lo que pasa cuando te detienen y tú tienes que firmar lo que digan porque si no te van a seguir torturando o maltratando”.
Esa es la denuncia abierta, dijo, porque «desconocemos quienes realmente son culpables y a quienes, los métodos de la policía los han acusado injustamente».
Sobre la diferencia de traer este montaje con artistas y no con reclusas, mencionó que lo que ha percibido es que «con las actrices se abren otros caminos, si bien con las reclusas es su propia historia, con las actrices se puede llegar a otro nivel estético y de discurso sobre lo que están pasando estas mujeres».
“Tuvimos público al que le interesó ver las dos funciones y para ellos con las reclusas es más demoledor y con las actrices se abren otros caminos más hacia la denuncia, porque están hablando de ese alguien más”, refirió.
En cuanto a las «corazas» de las que despoja a las reclusas, explicó que son esas caparazones que no le son indiferentes, pues por su trabajo ha tenido que ser una mujer fuerte, que no se quiebra, que cumpla todos sus objetivos, lo cual es muy cansado.
No obstante, aseveró, en los últimos tiempos ha logrado ser muy honesta consigo misma y aceptar que tiene a su familia, que a veces está triste, decepcionada porque un proyecto no salió bien y tuvo que salirse porque le hizo perder su tiempo; todo eso ha hecho que se identifique con las corazas en su vida.