10 de marzo de 2018
Monterrey.- Cuando un infante es diagnosticado con Síndrome de Asperger, la familia se vuelve fundamental para el desarrollo del pequeño en el futuro, aseguró el especialista de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Guillermo Flores Briseño.
El doctor de la Unidad de Investigación en Trastornos del Espectro Autista de la UANL consideró que «es importante comprender qué es el síndrome y qué son los Trastornos del Espectro Autista».
«Hay que comprender para aceptar y actuar, por lo que estoy totalmente convencido que los papás son la fuente más importante de conocimiento sobre el niño», añadió.
Destacó que el Síndrome de Asperger está ubicado dentro de los Trastornos del Espectro Autista.
Estos, apuntó, son definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, así como por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo.
El experto explicó que las personas que padecen este síndrome enfrentan problemas en la comunicación verbal y no verbal reflejada en los gestos y expresiones corporales, así como su comprensión.
Además, indicó, tienen intereses restringidos y falta de flexibilidad; dificultad en la interacción social en el ambiente que le rodea; así como formas inusuales de jugar con juguetes y otros objetos.
También enfrentan dificultad para adaptarse a cambios de rutina personal o familiar, del ambiente social y movimientos corporales o patrones repetitivos de comportamiento, junto con manos, cabeza y cuerpo, añadió
Igualmente, continuó, exhiben respuestas alteradas a sonidos, muy sensible a algunos o indiferente a otros.
Flores Briseño subrayó que, por lo general, en el Síndrome de Asperger se identifican indicadores alrededor de los dos años de vida del niño, periodo que es crítico en el desarrollo infantil.
Actualmente, dijo, no existe una prueba biomédica o genética para establecer el diagnóstico del síndrome y éste se basa en evidencia biomédica, educativa, observacional y de pruebas psicológicas.
“No podemos prescindir la observación escolar y familiar, tenemos que considerarlas dentro del proceso diagnóstico”, expuso.
El especialista mencionó que las personas con este síndrome se enfrentan a la ignorancia, la falta de voluntad y de apoyos, de capacitación, incomprensión, actitudes discriminatorias y a un sistema educativo excluyente mediante el bullying.
“El problema no son ellos, sino la sociedad que no hemos tenido la capacidad suficiente para entender lo que es el Síndrome de Asperger”, aseguró Flores Briseño.