2 de febrero de 2018
México.- “El Hielos” tiene 33 años de edad y la seguridad de quienes cada día sustentan la vida en su trabajo, desde hace tres años reparte hielos en las naves de la Central de Abasto y hasta a hace poco pudo dejar huella en el pasillo cinco de la sección de Frutas y Hortalizas con su mural dedicado a los guerreros mexicas y el trueque.
Al pasar una y otra vez cargando el frío material, vio como poco a poco se colocaban andamios y comenzaba a haber movimiento, por lo que presentó su proyecto para así plasmar su paso por el lugar que le da la oportunidad de llevar sustento a sus dos hijas.
Así, una vez aprobado el proyecto puso manos a la obra y en una semana y con la ayuda de otras personas, ya estaba dando el último pincelazo de su obra dedicada a resaltar la manera en se comercializaban los productos en la época prehispánica; el trueque.
Ahora, al pasar cada día no solo por el mural que él mismo diseñó, sino por aquellos pintados por otros artistas, “El Hielos”, cuyo nombre de pila es Daniel Gómez, resguarda de alguna manera las obras plasmadas en los muros de la Central de Abastos.
Daniel vive en el municipio de Los Reyes la Paz, en el Estado de México, y siempre fue entusiasta del arte, tanto que ahora forma parte del colectivo Movimiento Arte Urbano y refirió que antes era de “pisar y correr” y siempre le gustó ser la “oveja negra”, en el sentido de que realizaba pintas en las calles y con riesgo de ser detenido por algún elemento policial.
En su oportunidad, la cofundadora de Central de Muros, Itze González, explicó a Notimex que el proyecto consiste en tres etapas; la primera, que está por concluir, consiste en 24 muros terminados y se trabaja con la conclusión de otros ocho.
Para la segunda etapa, que comienza en marzo próximo, considera la realización de otros 16, así como una tercera fase que contempla intervenciones en cortinas, paredes y el muro perimetral, las obras pictóricas en total sumarán más de 20 mil metros cuadrados de pintura.
González detalló que se cuenta con una lista de más de 50 artistas, de los cuales 24 ya pintaron algunos muros, el proceso de selección de talentos consideró diversas variables como su trayectoria; además, la muestra se enriquece por una diversidad de temas que buscan dejar un mensaje a las personas que trabajan y compran en ese centro de abastecimiento.
La también miembro de la iniciativa We Do Things, de donde emanó el proyecto Central de Muros apuntó que en esta primera etapa fueron 20 artistas nacionales y cuatro internacionales, mientras que para la segunda la proporción de artistas mexicanos será la misma y se sumarán algunos de Alemania y Gran Bretaña, Estados Unidos y México.
Detalló que el costo promedio de cada muro es de alrededor de los 280 mil pesos y se contempla desde el agua que se toma el artista, grúas, brochas y pinceles, siendo aquellos que se realizan con aerosoles lo más costosos.
Las alianzas para realizar este tipo de trabajos fueron en coordinación con la Central de Abastos y las organización civil We Do Thigs que cubrieron 70 por ciento del proyecto, el 30 por ciento restante lo aportó la firma de seguros Qualitás.
Refirió que de lo que se trata el proyecto, es que de manera psicológica, las personas al percibir un espacio en estado de abandono tienden a cuidarlo menos que cuando está en buenas condiciones, aunado a que al transmitir ideas de manera automática tienden a cuidar los espacios.
En ese sentido, ejemplificó que en un recorrido nocturno a poco tiempo de concluir la primera etapa del proyecto, se tuvo acercamiento con algunas prostitutas que trabajaban el lugar, tras el pintado de los muros, algunas de ellas decidieron marcharse a otros espacios debido a que decidieron respetar los espacios de arte.
Abundó que Central de Muros busca también reducir la cantidad de basura que se genera en el lugar, ello, debido a que mientras los artistas pintaban creaban vínculos con los comerciantes quienes en modo de respeto también dejaron de tirar basura; en ese tiempo, se comenzó a hacer colectas de basura y con el paso de los días ellos mismos comenzaban a limpiar el lugar, precisó González.
Refirió que estas actividades se realizarán de manera bianual y se abrirán nuevas convocatorias de participación; incluso, puntualizó el caso de “El Hielos”, quien vive y trabaja de los frutos que le da la Central de Abastos, aunado a que la realización de un mural genera empleos ya que se requieren entre tres o cuatro personas para fondear los colores de los murales.
Cada mural tiene una dimensión de 20 metros de largo, 27 metros de ancho por 6.60 de alto; en cuanto a la técnicas, la más predominante fue la de grafitti con vinílica, y hay pinturas desde prehispanicas hasta caricaturescas.
En México, en los años 20 y 30 nace el muralismo, movimiento que floreció en otros países y en México quedó en el olvido; sin embargo, intervenciones como las realizadas en la Central de Abastos dan cuenta de su florecimiento, los artistas mexicanos ya traen este tipo de arte en la sangre, solo lo están recordando, explicó González.
“Se trata de dignificar el arte y considerar que las manifestaciones artísticas van cambiando (…), el artista de la calle es el que tiene más oportunidad de retratar lo que está pasando en el momento, de lo que vive la sociedad”, expuso.
Se trata, agregó, de generar alianzas entre los artistas y la sociedad para regenerar el tejido social y en el país el movimiento de arte urbano comienza a adquirir mayores proporciones, aunado a que se retoman las raíces artísticas mexicanas y los artistas internacionales ya comienzan a girar los focos hacia lo que se hace en el país.