6 de septiembre de 2018
Naciones Unidas.- México fue electo hoy uno de los 12 países que conformarán la vicepresidencia de las negociaciones del primer acuerdo legalmente vinculante para proteger la biodiversidad en las aguas internacionales o alta mar.
Junto con Brasil y Bahamas, de parte de América Latina y el Caribe, México contribuirá así a presidir unas negociaciones cuya primera de cuatro rondas comenzó el martes en la sede de la ONU y que terminará con un acuerdo formal para el año 2020.
El tratado apuntaría a regular las actividades en casi dos tercios de los océanos, actualmente considerados como aguas internacionales, y que no se encuentran protegidos bajo normas obligatorias. La intención es revertir la degradación del océano y la pérdida de biodiversidad marítima en el mundo.
El representante permanente de México ante la ONU, Juan José Gómez Camacho, expresó que dado que México cuenta con 11 mil kilómetros de litoral resulta esencial para este país participar de manera activa en las negociaciones de un documento que regularía las aguas internacionales.
El acuerdo buscaría “la protección y la regulación de la explotación de los recursos genéticos del mar más allá de las jurisdicciones nacionales, desde la base del mar hasta la superficie”, declaró Gómez Camacho.
En entrevista con Notimex, el diplomático resaltó que esos recursos genéticos, que comprenden a todos los organismos vivos de la alta mar, no cuentan por ahora con ningún tipo de regulación que garantice su conservación ni su explotación sustentable.
Precisó que dada la complejidad técnica del acuerdo, las negociaciones son divididas en cuatro rondas que finalizarán en dos años. La intención de esta primera ronda, que culminará el 17 de septiembre, es contar con los primeros elementos de negociación.
De acuerdo con la ONU, el océano juega un papel clave en la mitigación del cambio climático, que incluye la absorción del 90 por ciento del calor adicional y del 26 por ciento del exceso de dióxido de carbono creado por las fuentes humanas.
Gestionar la multitud de estos y otros factores de estrés antropogénico aumentaría la resiliencia de los océanos al cambio climático y la acidificación de los mares, además de que protegería ecosistemas marinos únicos, según la ONU.
Gladys Martínez, representante de la Asociación Interamericana para la Defensa del Medioambiente (AIDA), manifestó su esperanza de que esa ronda de negociaciones consiga avances importantes hacia la creación de un tratado para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en alta mar.
“Especialmente estamos complacidos de ver el compromiso con que los Estados latinoamericanos están asumiendo el inicio de esta importante negociación”, afirmó Martínez.