26 de julio de 2018
- Con una amplia experiencia en diversos medios, el fotorreportero tiene listo un documental sobre la vida de los pájaros
México, 26 Jul (Notimex).- De fotógrafo de famosos, de marchas, de personalidades desde el deporte, la política y la sociedad Pablo Salazar ha dedicado los últimos ocho años de su vida personal y profesional a captar aves: desde mirlos hasta gorriones, que forman parte de la primera etapa del documental de 10 minutos, “Los pájaros que habitan la Ciudad de México”.
Pocos como Pablo tienen la paciencia y la terquedad de hacer guardia de hasta 12 horas con la finalidad de esperar la llegada de ese pájaro que anida en un zapato entre los cables de luz de un transitado crucero o en el espejo retrovisor de un viejo auto.
El fotorreportero que ha recorrido diversos medios de publicación nacional, agencias fotográficas o también forzado por la vida a refugiarse en el «freelanceo» concedió una entrevista a Notimex para relatar esta ambiciosa aventura que, además de brindarle diversas satisfacciones lo ha puesto en riesgo de ser asaltado o de ser remitido a una delegación.
¿Cómo es que nace la idea de tomar fotografías de aves y a la postre hacer un documental?, preguntamos al entrevistado.
Pablo cuenta que han sido ocho años desde aquel momento en que se detuvo en un crucero de la Ciudad de México, con alto volumen de tránsito, atraído por la curiosidad al ver que un ave se detenía en ese lugar y sobrevolaba.
Es así como surge la idea de fotografiarlo, “pues puede decirse que en ese instante se gestó la idea de hacer el documental ‘La vida de los pájaros en la Ciudad de México’. Todos sabemos la importancia que tiene un ave para el ecosistema; sin embargo ellas, están pasando por un periodo muy difícil por la contaminación auditiva y ambiental”.
La entrevista se lleva a cabo en un parque de la Colonia Narvarte que ha sido desde siempre una de sus trincheras para captar las imágenes. Ahí, en una banca mientras los trinos de las aves alegran la tarde Pablo relata paso a paso esta aventura que le ha quitado valioso tiempo de su vida, pero al mismo tiempo le ha generado satisfacciones.
“No ha sido una labor fácil, la verdad, la tarea se volvió más interesante con un doble riesgo. He recorrido diversas colonias de la capital en diversos horarios; uno de mis grandes temores ha sido la inseguridad. Ya que por una parte debo estar pendiente de observar dónde se encuentran las aves, pero al mismo tiempo, mi entorno”.
Pablo Salazar ha estado consciente de todo esto, incluso relata una anécdota curiosa en la que estando en un crucero esperando al pájaro que habita un zapato enredado entre los cables en el crucero. Su presencia persistente llamó la atención de los vecinos que solicitaron la presencia de una unidad policiaca para indagar su presencia.
“Estuve durante ocho meses seguidos esperando que regresara y tratando de obtener imágenes que a mí me complacieran para hacer el documental”, dijo.
El fotógrafo comentó que hubo muchos casos, pero hay varios que lo hicieron reflexionar como un par de avecillas que tomaron como guarida el espejo retrovisor de un auto de alguno de los vecinos en la Colonia Álamos.
“Es digno de contarse porque ellos seguramente hacían avistamientos y cuando el auto estaba ya estacionado bajaban y se ponían frente al espejo retrovisor. Entonces documentar eso, porque generalmente yo le dedico a la búsqueda entre seis y ocho meses para obtener si acaso dos muy buenas fotos”, explicó.
Aunque aseguró que ya tiene una primera parte de ese documental, considera que le falta tiempo para lograr un segundo objetivo con otras aves, “sobre todo porque sigo ejerciendo el fotoperiodismo y eso me permite andar por distintos lugares y observar más especies en la ciudad”.
En su meta proyecta dos etapas más para darle mayor interés al documental, la segunda ya está en proceso, ahora hay que buscar otras.
Al preguntarle sobre el lugar en el que pretende lograr su objetivo, Pablo adelantó será en la Zona Boscosa de la delegación Milpa Alta, en donde se ha visto a una ave llamada Gorrión Serrano que al parecer sus avistamientos han sido mínimos por su tendencia a desaparecer.
Salazar relata que ahí ha encontrado las condiciones para procrear y reproducirse y que de acuerdo a los informes que tiene y lo más valioso es que un grupo de pequeños hijos de los ejidatarios de ese territorio quienes vigilan el entorno.
Respecto a si está enterado qué aves existen todavía en la Ciudad de México, el entrevistado dijo que lamentablemente ya no hay cenzontles, “pero sí puedo decirte que he visto otros pájaros y en peligro de extinción, aún hay gorriones y otros.
“Entre las principales causas de su extinción está el agua y su mala calidad, pero lo más terrible es el ruido, un factor que los “mata” y lo resienten demasiado. Las dispersa a otros entornos en donde haya un ambiente más amigable”.
Pablo informó que en breve dará a conocer la primera parte del documental para que la sociedad, sobre todo, los niños y jóvenes, se den cuenta de cómo viven actualmente las aves en la Ciudad de México.
Sobre los resultados que le ha dado este trabajo, dijo que hoy gracias a que ya creció su hija lo apoya totalmente, pero reconoce que cuando ella era pequeña no le dedicó tiempo suficiente para que fuera a un parque de entretenimiento o a otros sitios a disfrutar su niñez.
“El tiempo se ha ido, hoy tengo una cómplice en esta aventura. Ya tiene su cámara y también se aplica; ha sido divertido todos estos años”.
Entre otras satisfacciones, dijo, destacan las menciones obtenidas de parte de la Unión Europea con una mención de honor en el apartado de Fotografía medioambiental y también aquella que le otorgó National Geografic en una plataforma en la categoría “Por el planeta foto” en un certamen celebrado en la Ciudad de México en el rubro de la vida de las aves en la ciudad de México.
Para concluir, Pablo Salazar exhorta a la sociedad a cuidar el entorno, cuidar el agua, no tirar basura y sobre todo la biodiversidad.