14 de agosto de 2018
- Diversas especies de flora y fauna son parte de los atractivos de este Centro de Educación Ambiental
México.- Al sur de la Ciudad de México, una mezcla de especies desérticas y templadas, magueyes, nopales, árboles de encino, de tepozán, tejocotes, flores de dalia y helechos se abrieron paso entre las rocas que trajo consigo la erupción devastadora del volcán Xitle, hace aproximadamente mil 600 años.
Esta vegetación, que vio la luz en el ecosistema llamado Matorral de Palo Loco, se encuentra junto con una gran variedad de aves, serpientes, anfibios e insectos en una Área Natural Protegida (ANP), pues alberga una gran riqueza que debe ser cuidada no sólo por las autoridades, sino también por la población que todos los días se enfrenta al reto de desarrollar y mostrar una verdadera cultura ambiental.
Para cumplir con el propósito de salvaguardar esta zona y enseñar a los ciudadanos a desarrollar una mejor relación con los ecosistemas que los rodean, el Centro de Educación Ambiental Ecoguardas, ubicado en la Carretera Picacho Ajusco, en la delegación Tlalpan, ofrece talleres, cursos de capacitación, pláticas, actividades de verano y recorridos por este majestuoso bosque de 132 hectáreas de dimensión.
“El Centro de Educación Ambiental Ecoguardas pertenece a la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México y tiene como objetivo principal generar cambios de hábitos positivos para el medio ambiente entre la población”, señaló su coordinador, el biólogo Andrés Ocampo Palacios.
Esta labor de concientización, dirigida especialmente a alumnos de educación básica, es desarrollada en los diversos espacios de este centro, que destaca por contar con un sendero táctil que permite guiar a las personas con discapacidad visual o débiles visuales en su trayecto, así como conocer sobre la naturaleza que los rodea, a través de 11 mapas hápticos, con información en letras grandes y en braille.
El primero de estos espacios sobresale por estar rodeado de creativos murales y por ser un sistema de captación de agua de lluvia, que ha sido denominado Pabellón Hídrico; allí se les da la bienvenida a los visitantes y se les informa sobre la disponibilidad de agua en la Ciudad de México.
El recorrido sigue en La Gran Colmena, sala en que se enseña la importancia de las abejas para el medio ambiente, a través de una charla y la exhibición de un panal.
“La idea de este espacio es que al entrar te sientas en una gran colmena de la que eres parte, aquí se platica a todos los niños acerca de los beneficios que traen las abejas; en términos ecológicos, como polinizadores; económicos y sociales, y se les explica cómo funciona una colmena natural”, detalló el biólogo Ocampo Palacios en entrevista con Notimex.
Mientras que en el Aula de la Biodiversidad se exhiben diversas especies, que se han encontrado sin vida en la zona, entre ellas, una serpiente de collar, hongos, un alacrán, mariposas de la col y larvas de escarabajo.
“Aquí el objetivo es mostrar algo de la biodiversidad de la zona y justo porque muchas veces es difícil que puedan encontrar a los bichos, entonces estos animales los recolectamos cuando los encontramos muertos.
“Además, se imparten pláticas de agua y sobre todo tipo de semillas”, detalló el especialista, quien lleva cinco años al frente de Ecoguardas, espacio que abrió sus puertas en 1985 como centro de adiestramiento de la policía ambiental.
Para mostrar los beneficios que traen las ecotecnias, los visitantes conocen el sistema de calentadores de celdas de convección, las celdas solares que antes funcionaban y el sistema de captación de agua pluvial, integrado por dos tanques, con capacidad de 10 mil litros cada uno, filtros y una bomba que permite llevar el líquido vital a los dos dormitorios para campamentos con los que cuenta el Centro, que tienen capacidad para 120 personas.
También se cuenta con un Área Agroecológica, que alberga un invernadero de propagación, donde se cultivan plantas para los talleres y los cursos de huertos urbanos, y un Cactario, que exhibe plantas que fueron decomisadas por ser parte de cargamentos de tráfico ilegal.
En este espacio sobresale una pared, que ha sido llamada de los cachivaches, pues muestra cómo se puede dar un nuevo uso a los objetos y convertirlos en lindas macetas para poder hacer cultivos.
La atracción principal de Ecoguardas es, sin duda, el recorrido por el bosque, donde se puede disfrutar de la paz y tranquilidad que brindan los árboles, las plantas y el sonido de los animales que ahí habitan.
“Encontramos varias plantas, como perrito, magueyes, que son endémicos de la zona, así como las cactáceas, nopales, el capulín y el tejocote; también hay dalias rosas, lilas, amarillas; vemos encinos, el palo loco, cuyo nombre refiere a que crece por todas partes y que en temporada de lluvias, cuando todos florecen, ellos no y cuando es temporada de secas ellos lo hacen; también hay varias especies de helechos y árboles de tepozán”, mencionó el biólogo.
El Mirador
Luego de un pequeño trayecto por los senderos, de 15 minutos aproximadamente, los visitantes llegan a un mirador, que si la contaminación lo permite, regala una inigualable vista de la Ciudad de México, donde convergen frondosos árboles y colosales edificios.
Ahí también, si se cuenta con suerte, es posible ver diversos animales “como pájaros carpinteros, azulejos, primavera, mirlos, serpientes de cascabel, algunas culebritas como la de collar.
“Podemos encontrar cacomixtles, conejos tlacuaches, así como diferentes tipos de mariposas e insectos, como la tarántula del Pedregal, y algunos anfibios, como tlaconetes o la ranita del Pedregal o ranita fisgona que vive en esta zona”, detalló.
Este recorrido, de acuerdo con el biólogo Andrés Ocampo, es disfrutado por todos aquéllos que visitan Ecoguardas, ya que para conocer el lugar es necesario participar en una actividad ambiental.
Además, dijo, si bien los visitantes pueden llegar y solicitar un recorrido, el cual se les otorgará si hay guías disponibles, se recomienda agendar sus visitas, ya que a diferencia de los otros centros en donde la entrada es libre, aquí se requiere tener un control total de la gente que ingresa y sale.
“Ecoguardas es un lugar tan grande y tan agreste en el sentido en que es un Área Natural Protegida que no permitimos la entrada libre, es decir, puede venir alguien a pedir una visita guiada e ir con un educador, pero no puede venir alguien e irse solo al bosque, pasear y salir quién sabe cuándo y a qué hora.
“Primero, por seguridad de la persona, porque al estar en bosque hay diferentes tipos de riesgos, te puedes caer, lastimar o puedes encontrar algunos animales, como alacranes, diferentes tipos de serpientes, entre ellas la cascabel que está en la zona y es una de las más venenosas de México; además por razones de protección civil, incendios forestales”, mencionó el experto.
Asimismo, destacó que entre los cursos y talleres más exitosos se encuentran el de manejo de desechos sólidos y huertos urbanos, ya que son muy útiles para la vida de las personas.
Respecto a las satisfacciones que le ha traído a Ocampo Palacios dirigir uno de los Centro de Exudación Ambiental más grande de la capital, compartió que es sumamente grato ver que las personas aprendan a mejorar su relación con el medio ambiente.
“Muchos de los niños de los cursos de verano vienen y regresan cada año y lo hacen con el mismo ímpetu de buscar información para su formación y para volverse agentes de cambio dentro de sus escuelas, familias, dentro de sus comunidades”, subrayó.
Y es que al final, la gente que visita Ecoguardas se va muy satisfecha con todo lo que conoce y aprende en este espacio “y esto genera cambios pequeños dentro de la ciudad, que una vez sumados construyen una ciudad mucho más sustentable y con mejor calidad de vida para los que habitamos aquí”.
No obstante, dijo el biólogo, el reto de concientizar a la población sigue cada día en este espacio y ante ello lo más complejo es cambiar la idea de que nadie puede hace nada por un mejor planeta.
“La verdad es que el reto de cambiar la idea de la gente es lo más fuerte; la otra es que las personas se acerquen y dediquen tiempo a la educación ambiental, que busquen estos espacios como alternativas, porque no siempre hay que ir a los parques de diversiones, sino que pueden venir aquí y aprender”, concluyó.
Los interesados en maravillarse con la bellezas naturales que ofrece el Centro de Educación Ambiental Ecoguardas, pueden agendar actividades, recorridos, talleres, cursos de capacitación y pláticas en los teléfonos: 54 46 45 03 o 56 30 53 64, así como en el correo electrónico: c.ecoguardas.sma@gmail.com.