3 Junio de 2021
México.- Estado Islámico trató de afianzar su califato adoctrinando a los niños sobre su brutal interpretación de las leyes islámicas. Entrenó a menores para la guerra, les enseño cómo decapitar gente usando muñecas y los hizo matar a cautivos en videos propagandísticos.
Una mujer del anexo que hablaba ruso, que se identificó como Madina Bakaraw, dijo que temía por el futuro de los menores, incluidos su hijo y su hija.
«Queremos que nuestros hijos aprendan. Deben aprender a leer, escribir y hacer cuentas», expresó la mujer, de 42 años. «Queremos volver a nuestras casas y que nuestros hijos tengan una infancia».
Entre las mujeres del campamento hay de todo. Algunas son fervientes partidarias de EI, pero otras se desencantaron con su gobierno brutal o tras su derrota. Otras nunca tuvieron un compromiso ideológico y fueron llevadas al «califato» por sus esposos o familias.
El campamento funciona desde fines del 2018. Tras la derrota definitiva de EI en el 2019, las autoridades curdas trataron de repatriar a las mujeres, pero tropezaron con la oposición de mucha gente a su retorno.
«Los chicos que están allí no tienen culpa alguna, no deberían pagar por las decisiones de sus padres», afirmó Ted Chaiban, director de la unidad del Medio Oriente y el Norte de África de la agencia de las Naciones Unidas para la niñez. Chaiban visitó al-Hol en diciembre.
Si sus países de origen no los van a repatriar, al menos deberían crear condiciones para mejorar las vidas de los niños, de acuerdo con Shixmus Ehmed, director del departamento de refugiados y desplazados del gobierno curdo.
«Planteamos que abran escuelas y creen programas de rehabilitación y campos para hacer deportes», dijo Ehmed. «Pero hasta ahora no ha habido nada».
La UNICEF y las autoridades curdas abrieron 25 centros educativos en la sección principal del campamento, pero están cerrados desde marzo del 2020 por el COVID-19. En el anexo los niños son instruidos mayormente por sus madres, que les transmiten la ideología de EI, según la ONU y los funcionarios curdos.
A fines de marzo, fuerzas encabezadas por los curdos, con apoyo de Estados Unidos, detuvieron a 125 sospechosas de trabajar para EI.
Se cree que había elementos de EI que mataron a residentes sospechosas de haber abandonado la ideología de la organización y violado sus reglas. Al menos 47 personas fueron asesinadas este año, según las fuerzas dirigidas por los curdos. Funcionarios estadounidenses hablan de 60 asesinatos.
Amal Mohammed, una iraquí de 40 años, dice que quiere volver a su país para que sus hijas hagan una vida normal.
«¿Qué futuro tienen aquí?», preguntó. «No tienen futuro. No están aprendiendo nada».
Parte de Siria e Irak, Estado Islámico trató de afianzar su califato adoctrinando a los niños sobre su brutal interpretación de las leyes islámicas. Entrenó a menores para la guerra, les enseño cómo decapitar gente usando muñecas y los hizo matar a cautivos en videos propagandísticos.
Una mujer del anexo que hablaba ruso, que se identificó como Madina Bakaraw, dijo que temía por el futuro de los menores, incluidos su hijo y su hija.
«Queremos que nuestros hijos aprendan. Deben aprender a leer, escribir y hacer cuentas», expresó la mujer, de 42 años. «Queremos volver a nuestras casas y que nuestros hijos tengan una infancia».
Entre las mujeres del campamento hay de todo. Algunas son fervientes partidarias de EI, pero otras se desencantaron con su gobierno brutal o tras su derrota. Otras nunca tuvieron un compromiso ideológico y fueron llevadas al «califato» por sus esposos o familias.
El campamento funciona desde fines del 2018. Tras la derrota definitiva de EI en el 2019, las autoridades curdas trataron de repatriar a las mujeres, pero tropezaron con la oposición de mucha gente a su retorno.
«Los chicos que están allí no tienen culpa alguna, no deberían pagar por las decisiones de sus padres», afirmó Ted Chaiban, director de la unidad del Medio Oriente y el Norte de África de la agencia de las Naciones Unidas para la niñez. Chaiban visitó al-Hol en diciembre.
Si sus países de origen no los van a repatriar, al menos deberían crear condiciones para mejorar las vidas de los niños, de acuerdo con Shixmus Ehmed, director del departamento de refugiados y desplazados del gobierno curdo.
«Planteamos que abran escuelas y creen programas de rehabilitación y campos para hacer deportes», dijo Ehmed. «Pero hasta ahora no ha habido nada».
La UNICEF y las autoridades curdas abrieron 25 centros educativos en la sección principal del campamento, pero están cerrados desde marzo del 2020 por el COVID-19. En el anexo los niños son instruidos mayormente por sus madres, que les transmiten la ideología de EI, según la ONU y los funcionarios curdos.
A fines de marzo, fuerzas encabezadas por los curdos, con apoyo de Estados Unidos, detuvieron a 125 sospechosas de trabajar para EI.
Se cree que había elementos de EI que mataron a residentes sospechosas de haber abandonado la ideología de la organización y violado sus reglas. Al menos 47 personas fueron asesinadas este año, según las fuerzas dirigidas por los curdos. Funcionarios estadounidenses hablan de 60 asesinatos.
Amal Mohammed, una iraquí de 40 años, dice que quiere volver a su país para que sus hijas hagan una vida normal.
«¿Qué futuro tienen aquí?», preguntó. «No tienen futuro. No están aprendiendo nada».