18 de mayo de 2018
Caracas.- En medio de una crisis política y económica sin precedentes en el país sudamericano, unos 20.5 millones de venezolanos acudirán a las urnas este domingo con la disyuntiva de reelegir al presidente Nicolás Maduro o votar por un cambio de régimen que lo aleje del poder.
Los venezolanos acudirán a las urnas después de menos de un mes de campaña proselitista, que estuvo caracterizada por el desánimo entre una población más empeñada en sobrevivir a la hiperinflación.
La boleta electoral resume lo que ocurrió en la campaña: el candidato presidente aparece 10 veces y su principal opositor, Enri Falcón, tan solo cuatro, según el número de partidos que los acompañan.
Los ciudadanos habillitados para votar elegirán entre cuiatro candidatos a un presidente -sumando al pastor evangélico Javier Bertucci y al ingeniero chavista Reinaldo Quijada-, además de 23 asambleas legislativas, con más de dos mil cargos en disputa.
En Venezuela el voto se realiza mediante un sistema electrónico, con máquinas que recogen las papeletas, acumulan la data y totalizan antes de enviar las actas al Consejo Nacional Electoral (CNE).
La elección ha sido cuestionada por varios países, que adelantaron que desconocerán sus resultados, mientras que la oposición declinó participar por considerarlas fraudulentas y sin garantías.
La Asamblea Constituyente, dominada por el chavismo y con poderes plenipotenciarios autopromovidos, fue la que entidad que se encarrgó de convocar la elección, lo que inició una cadena de irregularidades, pues el organismo que debe hacer el llamado es el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El candidato presidente ofreció en su campaña llevar al país a la prosperidad económica, pero recalcó que los problemas de la economía son provocadas por una mezcla de sanciones financieras de Estados Unidos, una guerra económica impuesta por empresarios acaparadores y la oposición empeñada en derrocarlo.
En sus últimos actos proselitistas, ofreció una “gran” revolución económica. “El único que puede liderarla soy yo”, afirmó en el tono grandilocuente que lo caracteriza.
Por su lado, Falcón presentó como principal oferta la dolarización de la economía como fórmula para detener la hiperinflación, que en los últimos 12 meses superó la cifra de 13 mil por ciento, según los datos -que Maduro se empeña en rechazar- del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las elecciones se realizan en un escenario social turbulento por los imparables precios de los bienes de consumo, el desabastecimiento y la ola de migrantes venezolanos que huyen de la crisis trasladándose a otros países.
Maduro ya fue advertido por Estados Unidos y la Unión Europea en el sentido de que no reconocerán los resultados de la jornada.
El presidente fue interrogado varias veces durante la campaña sobre la advertencia a la cual respondió: “No me importa lo que digan. Me importa lo que diga el pueblo venezolano, que es el que elige a su presidente”.
Al pedido de Estados Unidos de que suspendiera los comicios, replicó: “Llueva, truene o relampaguee el 20 de mayo habrá elecciones”.
El canciller Jorge Arreaza denunció que el gobierno de Canadá impidió la instalación de mesas electorales en los consulados venezolanos en ese país, lo que fue interpretado por analistas como un anuncio del desconocimiento de los comicios al que se sumará el país de la hoja de maple.
Maduro tiene la primera opción de triunfo, gracias al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y su maquinaria, además de contar con más de dos millones de empleados públicos a los que se obliga a emitir su voto.
Además, el presidente hizo una prolongada promoción para amarrar votos, ya que recordó en su campaña el uso del carnet de la patria, un documento que emite el gobierno para hacer depósitos en bonos y de control social, así como promesas de “premios” a quienes voten.
La negativa de la oposición a participar genera expectativas sobre la real participación de electores el próximo domingo, que las encuestas ubican en alrededor de 50 por ciento del padrón.
La alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) llamó al boicot a los comicios, lo que restó potencia electoral a la candidatura de Falcón, quien lucha por convencer a sus ex aliados de que la abstención al final beneficiará a Maduro.
La MUD insistió en denunciar que el domingo no habrá elecciones, sino un fraude que con amplia seguridad declarará la victoria de Maduro.
El gobierno y la oposición fracasaron en enero en la búsqueda de acuerdos electorales en diálogos que tuvieron lugar en República Dominicana, a partir de los cuales se avanzó inflexiblemente hacia las votaciones.
La jornada no tendrán observación internacional de la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA) o de las Naciones Unidas, por lo que el CNE invitó a algunas personalidades como el ex jefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
Las autoridades electorales tienen prohibido publicar sondeos a boca de urna, bajo la advertencia de sanciones a los medios de comunicación, que solo pueden trasmitir proyecciones después de que el CNE emita su primer boletín oficial.