8 Enero de 2019.
México.- Olimpia, que tiene la voz fresca, es una mujer bien centrada, cuyo dolor excedió sus 26 años de edad y que logró transformar una historia de humillación y prejuicios en una de resiliencia y de lucha; ahora trabaja de la mano con otras mujeres que viven violencia digital al ofrecerles asesorías, pero sobre todo acompañamiento femenino, que en su opinión, “las mujeres fueron las que me salvaron”.
En su opinión, el tema de violencia digital ni siquiera está muy claro en el inconsciente colectivo y se piensa que el mundo virtual no afecta el real, pero su historia en la que fue perseguida y humillada en las calles da cuenta de lo contrario, por lo que es importante comenzar a señalar que el mundo digital puede lastimar profundamente a las personas en el mundo real.
Lo anterior, dijo, se suma a las constantes discriminaciones de las que sistemáticamente son objeto las mujeres; así, tienen que ver factores como la objetivación del cuerpo femenino, incluso con ideologías machistas que consideran que si una persona accede a tomarse un vídeo entonces esta es culpable en automático, “por el hecho de que tu te dejaste grabar, tu te mereces la venganza y no es así”.
Coral, con la frente y el puño todavía en alto, agregó que “lo virtual sí es real, el machismo, los prejuicios, son los detonantes de estas violencias, no solo es quien comparte, es quien solicite y distribuye este contenido”.
“El miedo mata cuando estás llorando, es despertar, es no avergonzarse, ver el cuerpo desnudo como un acto de revolución, los cuerpos no son un delito, compartirlos sin permiso sí lo es, en tres estados ya es delito, vamos a luchar porque sea así en todo el país”.
Los efectos secundarios
El especialista de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Carlos Rojas, explicó a Notimex que la violencia digital es originada por la contaminación existente en este espacio, en el que se generan interacciones que terminan en el maltrato a personas o grupos y que además generan polarización en la sociedad.
A su vez, añadió que existe una desregulación en cuanto a lo que sucede en el mundo digital; así, la violencia digital contempla diferentes tipos de comportamientos que van desde dejar el teléfono en una conversación activa a propósito para que alguien más escuche, o bien el envío de conversaciones, fotografías o vídeos a terceras personas como una manera de ejercer represalias contra alguien más.
Por lo anterior, puntualizó en la necesidad de una mayor educación digital que considere que el mundo virtual impacta en el personal y que se trata de personas de carne y hueso sobre las que se está opinando, otro de los problemas, dijo, es que la mayor parte de las personas emiten opiniones, muchas de ellas dolorosas, sin considerar que de quien se habla tiene sentimientos.
Explicó que la violencia digital se convierte en una experiencia física cuando las personas implicadas comienzan a vivir amenazas de extorsión, lo que produce efectos negativos en su salud como problemas psiquiátricos, es decir esquizofrenia, paranoia, depresión, “empiezan a registrar acontecimientos referentes a su imagen y se empiezan a sentir mal porque todos comentan respecto de estas personas”.
Al respecto, la psicóloga especialista en temas de ansiedad y manejo de redes sociales, Susana de Hoyos, añadió que las afectaciones psicológicas podrían ser permanentes “porque por más que lo borren en un site siempre estará otro nuevo, afecta en cuestiones de autoestima y con temor a que siempre alguien los descubra, es decir, una desconfianza permanente”.
Además, expuso que algunas personas que vivieron violencia digital podrían tener más complicaciones para establecer una relación afectiva debido a la desconfianza, ello, aunado a que la autopercepción de sus cuerpos puede verse afectada ante la exposición a comentarios negativos en redes sociales.
Ello, dijo, a que podría haber mella en la autoestima de las personas debido a que ante cualquier mención de la existencia de este tipo de contenidos en Internet es como “recordar constantemente un descuido, es una incapacidad para poderse relacionar con el otro porque hay evidencias que te recuerdan un momento que por “entrega” cediste el exponer no nada más el cuerpo si no emociones y ya se quedaron plasmadas en estos videos y fotos”.
Así, precisó que las personas que vivieron violencia digital pueden llegar a experimentar inseguridad constante, miedo y ansiedad, “es como una violación virtual, no es cualquier cosa, es recordar el ultraje constantemente, es un objetivización del cuerpo de la mujer que al final el hombre trata como una imagen más de algo que fue privado, sin embargo, se trata de personas”.
Fuente: Notimex.