24 Julio 2022
México.- México aceptó la apertura energética en los capítulos 14, 15, 22 y 32 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como en tres anexos del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), de acuerdo con exnegociadores y especialistas consultados.
Es decir, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a permitir el acceso al mercado energético a empresas de Estados Unidos y Canadá, así como a proteger sus inversiones y brindar un trato justo. El miércoles pasado, Estados Unidos y Canadá iniciaron consultas para resolver disputas al amparo del T-MEC contra la política energética de México.
La abogada en jefe de las negociaciones del T-MEC, Samantha Atayde Arellano, dijo que México aceptó la reforma energética de 2013 en el texto del tratado.
«Lo que creo es que hubo una apertura y esa reforma la están desconociendo [en esta administración]. Aunque la apertura no quedó reflejada en anexos, sí quedó en el artículo 32.11 del T-MEC», dijo quien estuvo a cargo de la supervisión legal del texto del tratado y temas institucionales.
En un principio, explicó, el gobierno «aceptó y plasmó» la apertura del sector energético «en los anexos I, II y IV del TIPAT», que fue el tratado que se estaba negociando cuando México liberalizó el sector. Expuso que estos compromisos energéticos se consolidaron en el artículo 32.11 del T-MEC, en el que se «dispone que no puedes adoptar medidas más restrictivas en un sector, en el cual adoptaste compromisos en otro tratado», en este caso el TIPAT.
Jorge Molina Larrondo, quien fue parte del equipo negociador del entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), prevé que las disputas no se resolverán en la etapa de consultas o dialogando, por lo que se va a terminar en un panel.
«De llegar a un panel, Estados Unidos y Canadá deben definir el monto de sus afectaciones y el panel fallará el monto para cada quien», explicó.
El exsubsecretario de Comercio Exterior en la negociación del T-MEC, Juan Carlos Baker, afirmó que el problema es el mensaje que se manda, pues una cosa fue lo que se firmó en el texto y otra lo que quiere hacer el gobierno mexicano. «Si dicen, ´voy a hacer lo que se me pegue la gana y no me importa el T-MEC´, el mensaje es pésimo para los inversionistas» y para México, porque se van a desalentar las inversiones, ya que no se sabrá en qué momento se respetará el acuerdo.