11 Diciembre de 2018.
México.- La coach ontológica con certificaciones en el extranjero, Alma Elizabeth Martínez, ha atendido a un buen número de personas que han salido de estos procesos transformacionales.
“Muchos llegan muy afectados emocionalmente, se sienten como que ya no son ellos mismos, como que perdieron mucho su esencia, llegan de una manera en la que si no están controlados, si no los están presionando ya no hacen nada, emocionalmente vienen muy frustrados”.
Físicamente, quienes buscan la asesoría de la también licenciada en educación y orientación vocacional, llegan también muy desgastadas debido a los retos que deben enfrentar para ser aceptados en estos procesos que consisten en juntar dinero, enrolar personas, incluso moverlos mucho de lugar para atraer a más.
En tanto que espiritualmente llegan también muy afectados debido a que les ponen en tela de juicio sus creencias religiosas o espirituales y les hacen creer que solo quienes pertenecen a estos transformacionales tienen la verdad absoluta.
“Unos no bebían y empezaron a beber, tienen una frustración que no saben cómo manejar y busca construir diferentes maneras de seguir viviendo cuando ya no están ahí, porque cuando ya no eres parte del grupo los segregan y los hacen sentir que ya no funcionan o no valen nada”.
Señaló que lamentablemente quienes dirigen estos talleres no cuentan con la preparación adecuada, incluso se sabe de personas que tomaron un proceso de un par de meses y abren empresas ofreciendo talleres transformacionales sin contar con ninguna experiencia en el trato humano con las personas.
La labor de un verdadero coach, dijo, es orientar a las personas en el desarrollo de sus metas, por lo que jamás se ofrecen consejos a las personas que la buscan para sesiones de coach y se trabaja en que sean ellas mismas quienes obtengan las respuestas para la consecución de sus metas.
Todos los logros de las personas, dijo, son los que ellos mismos se fijan, “nuestra labor es de acompañamiento”; para que uno pueda ser coach, expuso, se debe de primera mano contar con una licenciatura afín, cursar diplomados con certificaciones de coaching y contar con experiencia comprobada que avalan instituciones como la International Coach Federation.
Abundó que si bien las personas que trabajan en talleres transformacionales se hacen llamar “entrenadores” o “coachs”, sin contar con certificaciones, “pero es que hasta en la Asociación Canófila para entrenar a los perros se les piden certificaciones en donde se verifican las capacidades de los entrenadores para tratar con canes, entonces al tratarse de “entrenar” a personas se deberían tener también certificaciones”.
En ese sentido, expuso que es necesario hacer consciencia de la importancia de que si estas personas de verdad quieren ayudar a las personas a transformar sus vidas entonces busquen contar con mayor capacitación y certificación.
Añadió que en su trabajo con personas emanadas de estos procesos ha detectado ciertas tendencias sectarias debido a que los separan de sus grupos familiares y de amigos, incluso les instalan como una especie de “chip” con un lenguaje específico en el que si no perteneces al grupo entonces no vales nada “para ellos es manipular gente, si tu familia no está haciendo lo que tu haces o diciendo lo que tu dices entonces ellos están mal”.
“He llegado a ver cómo se rompen familias, amistades, incluso tienen una ley de privacidad que incluso ellos mismos no predican con el ejemplo y hay gente, altas cabezas, que no son íntegras ni congruentes con lo que dicen, es preocupante la proliferación de estos grupos que en ocasiones si operan como sectas”.
Alma coincidió con Gabriel en que las mujeres que acuden a los transformacionales lamentablemente son más vulnerables en donde tras intensos procesos de manipulación mental las hacen sentir que no valen nada para luego ofrecerse como sus salvadores como que solo con ellos tienen valía.
Sin querer señalar nombres, expuso que una de las personas que atiende, una mujer que buscó transformar su vida en estos procesos, fue de alguna manera manipulada a salir con uno de los entrenadores y quedó embarazada, por lo que fue echada del grupo y evidentemente el padre del niño se deslindó de todo cargo haciéndola quedar ante el grupo como una prostituta.
Abundó que entre las prácticas que se utilizan en estos procesos consisten en desvalorizar a las personas, por lo que puntualizó en la importancia de verificar los lugares a los que acuden a buscar ayuda para crecer de manera personal, sin importar si quienes invitan a estos procesos sean familiares o amigos debido a que por lo general están manipulados.
Explicó que lo anterior se agrava con dinámicas tendientes a la humillación e incluso se sabe que a veces los hacen trabajar en ropa interior, “es lo que hacen en estos grupos, denigrar, te quiebran, es un dejarte sin creencias, destruir lo que eres, entonces ellos tienen en su poder tu vida, tus creencias y tu forma de vivir la vida”.
Alma, que constantemente está en preparación para contar con certificaciones que avalen su desempeño, advirtió que además los riesgos de este tipo de talleres de transformación personal es que ahora ya hay algunos destinados para la atención de niños y adolescentes, lo que “pone a los chicos en severos riesgos”.
Para ser coach certificado, dijo, no basta con tomar un curso de unos meses, y en su práctica se ha llevado al menos unos 20 años de preparación, al momento de detectar que alguno de sus clientes tiene algún problema psicológico siempre se les refiere con especialistas debido a que su labor se centra en el logro de diversas metas y no de solucionar problemas psicológicos.
En el país, dijo, existen ya muchas empresas de procesos transformacionales que están proliferando de manera constante, lo que pone en riesgo a muchas personas que acuden con toda la confianza del mundo a transformar su vida y al ingresar a estos grupos en lugar de ver beneficios “salen peor”.
Informarse antes de “votar cuatro”
Al respecto, la directora de Relaciones Públicas de International Coach Federation, Veronica Romo, dijo a Notimex que el coaching es un proceso que estimula el pensamiento e inspira a las personas a maximizar su potencial personal y profesional con diversos tipos de enfoques; así, los hay nutricionales, profesionales y de pareja, por mencionar algunos.
Estos procesos, explicó, requieren que el coach, que es una persona que además de contar con estudios profesionales debe tener certificaciones de instancias que los avalen como el ICF, ayuda a que quienes asisten con ellos establezcan y cumplan con metas específicas definidas.
Lo anterior, a diferencia de los transformacionales, en los que se trabaja con un extenso grupo de personas y se les dicen metas a cumplir, un coach certificado ayuda a las personas a seguir metas fijadas por ellos mismos.
Así, detalló que entre algunos de los beneficios de acudir a estas consultorías, destaca que las personas adquieren nuevas perspectivas sobre sus propios retos; eficacia interpersonal; optimización del rendimiento laboral y aumento en la autoestima y autoconfianza, por mencionar algunos.
Aún cuando evitó señalar a los grupos transformacionales precisó que existen diferencias importantes entre acudir con un coach profesional a ir con un “entrenador” emanado de estos cursos, que va desde el tiempo de preparación, las certificaciones y verificaciones constantes a los que son sometidos para renovarlas.
Por ello, recomendó que al momento de ser invitado a uno de estos procesos se debe comprobar que cuenten con alguna certificación. Otra de las diferencias es que un coach certificado ofrece al cliente la oportunidad de trabajar sus avances de manera individual y jamás les dice los pasos a seguir ni mucho menos intervienen con sus procesos de crecimiento personal.
Además que son mentorías que van más allá del mes establecido por los procesos transformacionales y van desde los nueve meses a un año para que el cliente logre sus objetivos de una manera más orgánica.
Romo puntualizó la importancia de verificar el nivel profesional de los coachs y señaló que de acuerdo con ICF Global Coach Study en 2016, una de las mayores barreras que enfrenta esta profesión es la existencia de personas sin profesionalización que se hacen pasar como coachs.
Fuente: Notimex.