25 Octubre de 2020
México.- La comunidad indígena otomí que reside en la Ciudad de México decidió levantar la voz con la ocupación de la sede del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) del Gobierno federal, una toma que este sábado cumple 12 días exigiendo vivienda digna, salud, educación y trabajo.
También denuncian otros problemas de los pueblos originarios del país, como la violencia en sus comunidades, el despojo de sus tierras y la construcción de grandes obras de infraestructura impulsadas por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, como el Tren Maya en el sureste de México.
Entre las casi 100 personas que tomaron el lugar, hay unos 30 menores de edad, cuyas voces dan otro tono a un lugar que luce tapizado de carteles del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la exguerrilla indigenista que se levantó contra el Estado en 1994.
Asimismo, todas las pertenencias de los trabajadores del instituto permanecen en su lugar, acompañadas por las colchonetas que usan los indígenas para dormir mientras esperan a tener una vivienda digna, una demanda de hace dos décadas.
“La comunidad otomí desde que llegó a la Ciudad de México ha tenido esa necesidad y corretear una vivienda por más de 20 años ha sido muy difícil”, contó en entrevista con Efe Maricela, una de las cinco mujeres, junto con un hombre, que representan a la comunidad que ocupa el edificio.
Estos otomíes provienen de la comunidad de Santiago Mexquititlán, en el municipio de Amealco, en el central estado de Querétaro, pero residen en la capital desde hace más de dos décadas aunque siempre lo han hecho en campamentos en terrenos baldíos o edificios abandonados sin servicios básicos.
Según otra de las mujeres, la toma ha sido pacífica “sin violencia” y no han tocado ningún objeto “para que las autoridades no acusen de ladrones”.
Eso sí, ve como “una burla” que en los escritorios del instituto estén decorados con muñecas otomíes que los indígenas elaboran.
“Con eso dicen que apoyan a los pueblos indígenas”, expone indignada la mujer.