4 de julio de 2018
México.- El periodo entre 1989 y 1990 fue “particularmente importante, cuando se pasó de los sueños a las realidades, (para) hacer de Notimex una agencia internacional”, con sentido estratégico para servir a México y a los mexicanos en el exterior, recuerda José Carreño Figueras, primer corresponsal de la Agencia en Washington, y en el extranjero.
El periodista ubica a la entonces Agencia Mexicana de Noticias como una empresa con ambiciones, y en la administración de Héctor Manuel Ezeta (1983-1988) “la ambición era darle ese sentido estratégico”, similar a las agencias France Presse (AFP), o la española EFE: “agencias de Estado, financiadas por el Estado y que sirven a los intereses del Estado, no del gobierno”.
En la expansión de Notimex hacia el exterior el Premio Nacional de Periodismo 2006 considera tres premisas claves: la necesidad de organizar una cobertura más sólida y más fuerte que sumara la visión del México externo a la visión que ya proporcionaba de México hacia el mundo; el reconocimiento de la importancia de México en la seguridad en Estados Unidos; y, el posicionamiento preponderante de la economía en la relación bilateral.
Carreño Figueras ingresó a Notimex en 1982, al año siguiente fue invitado a desempeñarse como el primer corresponsal en Washington y en 1989 a integrar “la armazón de una agencia internacional, hecha con mucho entusiasmo en menos de un año” y que en poco tiempo logró varios “hits” informativos para Notimex.
Si bien con Ezeta “hubo la intención de hacerla una agencia de Estado, con Raymundo Rivapalacio (director General de 1988 a 1990), fue el momento en que se pasó de los sueños a las realidades”, opina el hoy Editor de la sección Orbe, en el diario El Heraldo de México.
La corresponsalía en Washington, comenta, surgió “cuando empieza a prender la realidad México-Estados Unidos, con las grandes crisis por el tráfico de drogas, como el caso (Enrique) Camarena -agente encubierto de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) asesinado en Guadalajara en 1984-, y el rejuego por la seguridad nacional, el reconocimiento de la importancia de México en la Seguridad en Estados Unidos”.
Además, el tema económico que ya existía toma una posición preponderante, y es el conjunto de todos esos factores por el que “nos damos cuenta de la necesidad de hacer una mayor cobertura de Estados Unidos, y viene con la determinación gubernamental de ofrecer más apoyo económico a Notimex”.
La decisión fue instalar varias corresponsalías en Estados Unidos, pero ”no solo servir a México, sino tratar de servir además a las comunidades mexicanas y latinas en aquel país” y también “poner corresponsales en América Latina y en Europa”.
“Gente en Washington, Nueva York, Chicago, Houston, Dallas, Los Ángeles, Miami, San Antonio, San Diego (…) fue un esfuerzo muy importante. Ningún medio,a excepción de Televisa con el servicio de hoy Univisión, tenía ese despliegue; y al estar en Centroamérica teníamos ventaja agregada”, recuerda Carreño Figueras.
Para el despliegue Notimex contrató periodistas ya hechos, sólidos, “pero también generación joven, gente nueva a la que se le dio oportunidad y ha hecho carrera: José López Zamorano, Víctor Avilés, Eduardo Porter, Ricardo Alday, Gerardo Cárdenas (…) Notimex se convirtió en semillero importante”.
José Carreño destaca al menos tres “hits” para Notimex en su paso como corresponsal y como responsable de la información internacional en la Agencia: desde la corresponsalía, una entrevista con Ronald Reagan, primera de Notimex con un presidente de Estados Unidos, que la Presidencia retomó y distribuyó, “fue la primera vez que una nota de Notimex realmente dominó la prensa mexicana”, en vísperas de una reunión que sostendría en San Diego con el entonces presidente electo mexicano, Miguel de la Madrid.
Otra más en 1989, cuando “Roberto González Pérez se adelantó al menos 40 minutos al anuncio de que México y el Fondo Monetario Internacional habían llegado a un acuerdo sobre el tema de la deuda externa, que era terriblemente importante en ese momento (…) fue quizá la primera vez que Notimex se vio reflejada en la primera plana del New York Times”.
En televisión, cuenta la anécdota sobre los tropiezos para realizar en 1983 una amplia entrevista en La Moncloa con el presidente del Gobierno español, Felipe González, y que finalmente fue un “hit” sobre la relación México-España, que difundió al menos una docena de veces el entonces canal 13 en México, e incluso se presentó a la prensa española como un gran hecho.
Fue una época en la que herramientas y tecnologías disponibles constituían un reto. Por ejemplo, en la entrevista con Felipe González fueron de la distancia geográfica y la cancelación de vuelos con el consecuente retraso, a la ausencia de cámaras propias; la falta de forma inmediata para el envío del cassette con la grabación, a las diferencias de sistema y las dificultades para la conversión de señal.
En Washington, señala, ”cuando llegué las computadoras tenían la fabulosa memoria de 72 kb, la transmisión era a 300 baudios por minuto, de computadora a computadora y de ahí a télex; en 1990 llegan los cambios y la maravilla tecnológica de dos mil o cinco mil baudios por minuto, que 10 años después ya era obsoleta”.
“Nos tocó el cambio. La computadora central de Notimex tenía la fabulosa capacidad de 40 megas, que había que tener en un cuarto con clima artificial y los técnicos entraban de bata blanca. Para 1990-1991, una laptop tenía 20 megas de memoria. Ese cambio nos sorprendió, como todo obligó inversiones que en pocos años se hicieron obsoletas”.
En cambio, la experiencia fue positiva para la mayoría de quienes arrancaron aquel proyecto “han hecho carrera importante, algunos en comunicación social, otros en periodismo especializado, otros se mantienen ahí; fue una buena generación y quisiera pensar que en Notimex y otros medios hay otras nuevas generaciones. Eso ya justifica la existencia de Notimex: abrió puertas para periodistas jóvenes”.