29 Noviembre de 2018.
Bruselas.- La gente en Reino Unido organizó sus vidas pensando que tendrían libertad de vivir, trabajar, enamorarse, formar familia y jubilarse donde quisieran, explicó a Notimex la eurodiputada británica Molly Scott-Cato.
Scott-Cato llegó a Bruselas en 2014. Es la primera representante de un partido ecologista del sur de Gales que llegó al Parlamento Europeo.
“De pronto, debido al referéndum, todos esos derechos se cuestionan. Entonces hay familias que deben separarse o que no saben si podrán cuidar de sus mayores”, explica. En situación de incertidumbre se encuentran cinco millones de ciudadanos, británicos en el continente y europeos en Gran Bretaña.
La voluntad del pueblo británico de separarse del bloque europeo se expresó en el referéndum del 23 de junio de 2016.
El 52 por ciento de los ciudadanos británicos votó a favor de la separación, el 48 por ciento por la permanencia. “La gente no hubiese votado así de haber entendido el impacto negativo que tendría”, dice Scott-Cato.
En caso de que se aprobase el acuerdo de retirada, logrado esta semana, los ciudadanos de ambos lados del canal de La Mancha podrán quedarse donde están, también sus familias.
“Pero ni sus hijos ni los que aún están por nacer van a tener libertad de movimiento. En este momento si se le pregunta a la gente si querrían poder escoger vivir y trabajar en 27 países, el 63 por ciento respondería que sí”, agrega.
No obstante, el Brexit es presentado como un logro político. “Cuando Theresa May dice orgullosa que ha acabado con la libertad de movimiento se refiere a que ha logrado impedir que, por ejemplo, los polacos vayan a trabajar a Gran Bretaña”, apunta.
Según Scott-Cato, profesora de Estrategia y Sostenibilidad de la Universidad de Roehampton, la verdadera agenda de los que han promovido el Brexit es el recorte en los estándares europeos, tanto de protección a los trabajadores como los ambientales.
“Cuando Gran Bretaña se unió a la Unión Europea, era ‘el hombre sucio de Europa’. Yo recuerdo nadar en el mar con aguas residuales saliendo de cañerías, hace 40 años”, cuenta Scott-Cato.
Entretanto la realidad es otra. Pero para la línea dura de los que quieren el Brexit esas reglas son impedimentos para el libre mercado. “También en cuanto al cambio climático. El Brexit, Donald Trump y el rechazo al Acuerdo de París son elementos del mismo cuadro. Forman parte de esa vocación desreguladora”, afirma.
Del voto en Westminster en los primeros días de diciembre se espera el rechazo o la aprobación del acuerdo. En cualquiera de ambos casos, la salida de Reino Unido de la UE sería el 30 de marzo de 2019. Aunque habría un período de transición, Reino Unido dejaría de tener voz y voto inmediatamente.
“Es triste pensar en un Parlamento Europeo sin Gran Bretaña. Somos el corazón de muchas de las cosas que suceden aquí, será terrible para nosotros no estar representados en Bruselas”, dice Scott-Cato.
“Y como no puedo imaginarlo voy a intentar parar el Brexit hasta el día 29 de marzo. Mis esfuerzos se encaminan a lograr un segundo referéndum”, concluye.
Fuente: Notimex.