1 Noviembre de 2020
México.- Tras perder la contienda por la dirigencia nacional del partido, Porfirio Muñoz Ledo se dio a la tarea de crear el Modem: Movimiento Democrático de Morena, con el cual, dice, busca recuperar el partido desde adentro.
En entrevista con El Universal, el diputado federal advierte que no sale de Morena a pesar de que se lo han sugerido otros legisladores federales. Con Modem, argumenta, se buscará modificar el actuar del instituto, pero, sobre todo, lograr que deje de ser un movimiento y se constituya como partido.
Advierte que se acabaron las imposiciones y los dedazos en la bancada de Morena en San Lázaro. Ante cualquier imposición, afirma, los diputados Modem se opondrán y el riesgo es que se genere una escisión.
«Mario es instrumental. Delgado Carrillo no es hombre fuerte, es débil, hacia afuera es gritón. Es un hombre blando», dice.
¿Sigue en la lucha?
— Las cosas pasan y ya ocurrió lo que ocurrió. Me he dedicado a pensar las cosas y a proponer acciones que considero adecuadas a las circunstancias.
Primero, alertar a la conciencia cívica del país. He recibido un apoyo emocionante por parte de los militantes que, observo, son sensibles, responsables y mayormente inteligentes. Mi tarea es darles un objetivo, al que llamo Modem.
¿Rebeldía y violencia?
—No, cero violencia. Rebeldía moral. Porque algunos, no pocos, me han pedido separarnos de Morena y hacer otro partido, pero no sólo las bases, también algunos diputados federales. Les he dicho que no, que hay que recuperarlo, porque es nuestro. Nos han quitado el partido, vamos a reconquistarlo.
¿Quién se los ha quitado?
—Los dueños del dinero y los súbditos del dedo.
¿Se queda en Morena?
—Desde luego, yo estoy en Morena. Ellos son los que no están, ni histórica ni éticamente. La mayor parte son advenedizos, son colados de la derecha o injertos, invasores de la derecha.
¿Este movimiento agrupará sólo a militantes?
—Esto se volvió un asunto de la sociedad civil. Le doy la importancia que tiene porque nunca la elección interna de un partido ha merecido tanta atención. Hay la sensación pública de que esta elección determina muchas cosas: la mitad del poder público dentro de un año. ¿Qué hacer? Neutralizar en todo lo posible la corriente que se quedó de mala manera con el trofeo.