Lunes 02 de Noviembre de 2020
Lejana, cuando no imposible, la paz (en) Morena.
En el mismísimo Palacio Nacional, al igual que en prácticamente todas las sedes del poder político a nivel mundial, la cuenta regresiva de cara a los comicios de mañana en Estados Unidos, en los que el desquiciado mandatario en turno Donald Trump buscará mantenerse en la emblemática oficina oval de la Casa Blanca, inició desde hace semanas y dio paso a un creciente malestar y preocupación cuando la puja con los demócratas, encabezados por Joe Biden, comenzó a complicarse para los primeros.
El asunto, pues, no es nuevo, y no podría serlo por la simple y sencilla razón de que (hasta) al más alto nivel del gobierno de la 4T se entiende la trascendencia de una elección presidencial en el país con el que compartimos más de 3,000 kilómetros de frontera, mantenemos una relación cotidiana y estrecha en los temas más diversos: seguridad, migración y comercio de manera destacada, y con cuyos grupos políticos de oposición, particularmente desde la más reciente visita de Andrés Manuel López Obrador a Washington, tenemos una relación “tirante”, en el mejor de los casos, que augura problemas en caso de un triunfo de éstos.
Aunque, y esto hay que decirlo con absoluta claridad, si bien es verdad que el eventual triunfo de los demócratas pudiera tensar aún más la relación de la actual administración gubernamental, con ellos también lo es que, como acá, nadie en la Casa Blanca ignora la importancia que el mantenimiento de una relación fluida y orientada a resolver problemas con México tiene y ello, en consecuencia, permite asegurar que si bien puede presentarse un escenario difícil para ambas partes, una negociación directa y en condiciones de igualdad (relativa) deberá arribar finalmente a buen puerto.
Así las cosas, entonces, nada parece más claro para todos que si bien la definición del proceso electoral en marcha, el triunfo de Biden o de Trump es importante, lo verdaderamente trascendente será lo que ocurra después de la jornada del martes y días posteriores, que no serán sencillos, cuando autoridades de una y otra nación definan los términos y condiciones de una nueva y, en intención al menos, mutuamente benéfica relación bilateral. Más allá de eso, todo es negociable y hasta aceptable.
asteriscos
* Lo dicho: al margen el “obligado” silencio oficial, la cada vez más obvia existencia de rebrotes de la pandemia obligó ya ayer a gobernadores de la Alianza Federalista a reunirse de emergencia para acordar el intercambio de fármacos escasos y evaluar el endurecimiento de medidas sociales.
* ¡Vaya cara dura! la del tabasqueño Adán Augusto López, de Morena, claro está, que en conferencia citada ex profeso, anunció la dimisión de diez de sus colaboradores, su tocayo Augusto López Obrador entre ellos, para buscar nuevas posiciones en 2021. (Pero) no son iguales, que conste.
* No acaba aún de aterrizar en el canal televisivo del Congreso local que ahora encabeza el sheinbaumista Diego Antonio Saturnino García cuando enfrenta ya el riesgo de ser acusado de supuestos malos manejos en el Canal 21 capitalino, su antiguo “empleo”. Mientras, negocia ampliación presupuestal.
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.