Domingo 05 de Abril de 2020
Cuestión de horas, no más de diez en el supuesto de que ahora fueran las siete de la mañana, para tener acceso a la última pieza del rompecabezas que nos permitirá adivinar o elaborar una hipótesis cercana de las condiciones en que dejará a la economía el embate de la (¿bendita?) pandemia del coronavirus (COVID-19) que ya ayer contabilizaba 1,890 infectados y 79 muertos reconocidos y, sin ánimo de ser catastrofistas, sobre el destino del cada vez más entrampado gobierno de la 4T.
Esta tarde, efectivamente, a la vista el anunciado plan emergente de apoyo a la economía popular ya impactada por la contingencia y al aparato productivo que dará a conocer Andrés Manuel López Obrador, el país entero, los analistas financieros políticos en particular, estará en capacidad de imaginar el tamaño del caos hacia el que avanzaremos si, como prevén no pocos, el gobierno no adopta medidas que si bien le permitan seguir fondeando los programas sociales (“clientelares y electoreros”) de su creación y cancelen o reduzcan al menos, la profundización de la recesión por venir y, peor, el cierre masivo de empresas y la consecuente pérdida de empleos.
La inexistencia de medidas de alto impacto en lo que a la salvaguarda de la infraestructura existente y la reactivación de inversiones refiere, de una política fiscal que si bien mantenga su rigor atienda al reclamo empresarial de reducir temporalmente o posponer el pago de (algunos) impuestos o derechos, que prevea la cancelación de proyectos multimillonarios de inversión emblemáticos, pero no prioritarios –Tren Maya, la ampliación del aeropuerto de Santa Lucía o, al menos, el absurdo en Dos Bocas– y la reorientación del gasto programado en ellos, entre otras, no hará más que abonar a la incertidumbre y temor prevalecientes a causa de una crisis que ni será temporal ni, menos, es lo mejor que le pudo haber pasado al país.
Huelga decir que, al margen lo anterior, el mensaje del tabasqueño debiera atender a esclarecer cuáles son las fórmulas objetivas para atender la crisis sanitaria que, con el masivo involucramiento de Ejército y Marina o no, igualmente amenaza desbordar y cuál, en particular, el rumbo que se pretende dar a la economía que aún ahora, de la mano (aún) del (ya casi habitualmente) desmentido secretario Arturo Herrera Gutiérrez, de Hacienda, mantiene un claro apego a la más estricta ortodoxia económico-financiera, así como a la apertura al mercado y la globalización imperantes.
Habrá que estar atentos, pues, al mensaje que esta tarde, en el marco de una conferencia de prensa “reducida”, deberá dar a México el Ejecutivo y, sin duda, a las repercusiones de cortísimo plazo que el mismo tendrá tanto en el sentir del sector productivo como, esencialmente, en los mercados cambiario y bursátil, sin duda, pero más en el entorno de las familias y de las micro, pequeñas y medianas empresas…
asteriscos
* A contrapelo de lo que no pocos aseguran, de que la decisión del gobierno federal –el Ejecutivo de manera explícita, por lo pronto– redundará en que los medios electrónicos puedan incrementar sus ingresos vía comercialización de espacios no es así dado que, tanto la radio como la televisión, tienen un “tope” de 20 y 10 minutos por hora. Ampliarlo, exigiría cambiar la ley…
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.