14 de junio de 2017
Más allá del generalizado repudio por la corrupción e impunidad que caracteriza el cotidiano quehacer de un importante número de políticos, empresarios y ciudadanos en general, y el reclamo de condiciones mínimas de seguridad, nada parece alterar tanto al mexicano común —más de la mitad de la población, según diversos estudios— que la práctica imposibilidad de atender los reclamos básicos, propios y familiares, en materia de alimentación, salud y educación, entre otros.
Lo anterior viene a cuenta porque, a la vista del marcado deterioro que en los cinco primeros meses del año, como resultado igual de gasolinazos que del alza en la cotización del dólar tras el triunfo y asunción en Estados Unidos del lenguaraz Donald Trump y otros factores, nadie atina a entender por qué, de nueva cuenta, autoridades federales y dirigentes del sector privado nacional continúan renuentes a actualizar el deteriorado salario mínimo que, en el mismo lapso, perdió entre 12 y 15%, 12 o 14 pesos de su valor, respecto del costo de la llamada canasta básica que, hoy, se ubica en torno de los 92-94 pesos diarios, mientras que aquel se mantiene en 80 pesos.
Y no se entiende, digámoslo claro, en virtud de que al margen de que la referida actualización salarial tenga, reconozcamos, al cuestionado jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, y a su secretario de Desarrollo Económico, SalomónChertorivski, como sus principales impulsores, lo cierto es que, con excepción del (aún) gobernador de Banco de México, Agustín Carstens Carstens, prácticamente la totalidad de las instancias interesadas del gobierno federal y del empresariado —con la salvedad, en este caso, de algunas figuras de la vieja-vieja guardia— se encuentran alineados con la propuesta de elevar ya, y no hasta noviembre como propone el Banco Central argumentando “el cuidado de la inflación…”, el ingreso de los trabajadores.
A la vista el positivo resultado que, en lo que cabe, reportó la economía al cierre del primer trimestre del año, que movió al propio Banxico a revisar al alza su previsión de crecimiento, y el generalizado reconocimiento de que el mismo tuvo en el consumo y el (comportamiento del) mercado interno su mejor explicación, no parece existir argumento para continuar difiriendo la asunción de medidas orientadas a reforzar el mismo antes que, en opinión de los más, condiciones externas o requerimientos de orden nacional —¿un nuevo gasolinazo?— obliguen a seguir posponiendo una decisión que parece indispensable…si de avanzar en lo que a la justicia social se refiere.
ASTERISCOS
* Luego de que, en 2014, el Congreso federal facultó al Ejecutivo a optar por un gobierno de coalición, ayer, en la Asamblea capitalina, el priista José Encarnación Alfaro sorprendió a más de uno al presentar una iniciativa que regularía la existencia de gobierno de esa naturaleza, de coalición, en la Ciudad de México y que, en caso de ser aprobada, colocaría a ésta a la vanguardia a nivel nacional. Enhorabuena…
* Tras cumplir un exitoso itinerario en España y otros países, hoy arranca en México el llamado Autobús de la Libertad que, en sí mismo, demanda al gobierno dejar de adoctrinar a la niñez en la perversa ideología de género y repudia la “Cartilla de Educación Sexual” que induce a menores de diez años a creer que tienen “derecho” a un aborto legal y seguro… El inicio, tras entregar pliego y firmas, a las 11 en Los Pinos…
* Para nadie en el concurrido desayunadero de Polanco pasó desapercibida la “más que misteriosa…” reunión que, en el último rincón del mismo, sostuvieron ayer el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, mandamás emergente en el Movimiento Ciudadano, y el siempre polémico Jesús Ortega Martínez, indiscutido líder de la (ahora) alcaída corriente perredista de Los Chuchos.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP