Domingo 08 de Noviembre de 2020
A la vista ya, un millón de infectados.
Si bien a no pocos sorprendió la resistencia del gobierno de la 4T, de Andrés Manuel López Obrador en particular, a reconocer el triunfo de Joe Biden en los controvertidos comicios norteamericanos, lo cierto es que la refería tardía y las expresiones utilizadas por el tabasqueño cuando, ya entrada la tarde, aludió al asunto, no hicieron más que alentar versiones según las cuales la victoria del demócrata sobre el amigo Donald Trump dejaría la relación bilateral México-Estados Unidos en un entorno de incertidumbre e innegable riesgo.
Luego de que al filo del mediodía de ayer autoridades de Pensilvania y medios de la Unión Americana filtraran información sobre la segura derrota del republicano presidente en funciones, y que el exvicepresidente durante el régimen de Barack Obama se proclamara ganador de la contienda cuando aún falta concluir el conteo en Nevada y Arizona, estados clave donde también muestra ventaja, la expectativa sobre un eventual pronunciamiento del Ejecutivo mexicano creció al paso de las horas, de los minutos, tanto que el secretario Marcelo Ebrard, de Relaciones Exteriores, debió filtrar información asegurando que el mismo se produciría horas después, desde su natal Tabasco, donde se encontraba.
Y cuando lo hizo, fue sólo para confirmar su decisión de “esperar a que se terminen de resolver todos los asuntos legales. No queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera y queremos ser respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y respetuosos de los derechos ajenos”. Aunque aprovechó para aclarar que su gobierno no tiene pleitos con ninguno de los dos contendientes y que “el presidente Trump ha sido muy respetuoso con nosotros y hemos logrado muy buenos acuerdos”. Ni más ni menos… mientras, líderes de prácticamente todos los países desarrollados y, en especial, de los que más estrecha relación mantienen con el país del norte, se apresuraban a felicitar al virtual ganador y a su compañera de fórmula, Kamala Harris, aludiendo a la esperanza de que su victoria permita dar paso a “una nueva era de relaciones con Estados Unidos”.
Parecería, insistamos, que el gobierno de la 4T no acaba de asumir aún la derrota de su cuestionable aliado en el vecino del norte y, menos, a definir la ruta a seguir con la previsiblemente nueva administración para garantizar un mejor entorno bilateral. Al tiempo, entonces…
asteriscos
* Autodefinido como sindicato patronal, finalmente, la Coparmex, de Gustavo De Hoyos, puso el dedo en la llaga al fundamentar que la decisión presidencial de reducir por decreto el aguinaldo de los trabajadores federales, independientemente su nivel y antigüedad, constituye una grave violación a derechos laborales adquiridos, lo que nadie, creo, podría negar.
* Ante juzgadores de todo el país, la ministra Yasmín Esquivel, de la Suprema (Tremenda) Corte, dejó en claro la imposibilidad de hablar de una sociedad democrática e incluyente si la justicia no llega a toda la población y la importancia que en los criterios definidos en sus sentencias tienen en la imposición de políticas de pleno apego a los derechos humanos…
Veámonos mañana, con otro asunto De naturaleza política.