Domingo 08 de Marzo de 2020
Confrontado como nunca antes en su aún breve existencia, con un presidente “interino” –Alfonso Ramírez Cuéllar– que no termina de posicionarse ni de convencer, y una secretaria general “en funciones de dirigente” –Yeidckol Polevnsky– que no acaba de bajar la cabeza ni acepta abandonar el cargo, el primer nivel de decisión del partido de Andrés Manuel López Obrador y su gobierno avanza, irremisiblemente, hacia su eventual fractura y extinción.
Ajenos a toda práctica democrática, el diálogo y la búsqueda de consensos, efectivamente, los distintos liderazgos que hoy por hoy pujan por hacerse con el control del partido del gobierno, maniobran y tejen alianzas para, primero, intentar deshacerse de quienes –en cuanto que partícipes en su fundación– se asumen con derecho a ocupar posiciones, operar en un sentido específico u opinar sobre el futuro de Morena para, después, avanzar en el posicionamiento de los suyos, con miras a copar la (prácticamente inexistente) estructura nacional.
Por ello es que, en un primer momento al menos, a nadie extrañó el cierre de filas del expriismo moreno, representado por Ricardo Monreal Ávila con el “interino” y, más, con el cuestionadísimo Gabriel García y la mandamás del “Clan Alcalde” en el gobierno, Bertha Luján, en contra de la sucesora del tabasqueño en la conducción de Morena ni, en contraste, el alineamiento en torno de ella de algunas de las figuras más controvertidas y poco presentables ahora en el poder –Martí Batres Guadarrama, el poblano gobernador Miguel Barbosa y ¡ufff! Napoleón Napito Gómez Urrutia entre otros– o, incluso, el silencio y la calculada lejanía que sobre la situación prevaleciente en el partido (al que pertenecen y en el cual, sin duda, todos “tienen metidas las manos”) de personajes tales como Marcelo Ebrard y su alfil legislativo y aspirante a encabezarlo Mario Delgado, en especial.
Los problemas, pues, al interior del lopezobradorismo en general, y de su organización partidista, en particular tienden a acrecentarse, insistamos, no tanto por la existencia de problemas estructurales o en su vinculación y/u operación con el régimen sino, esencialmente, por la falta de identidad y abierta confrontación entre grupos, por la carencia de un ideario común o la definición de una plataforma doctrinaria e ideológica consensuada o, peor, a causa de una distribución de cargos y/o posiciones de poder –“lo que de éste deriva: dinero, influencia, exposición”– que algunos consideran injusta e inequitativa.
Asteriscos
* Más que oportuna, sin duda, la presentación de la iniciativa de la Ley Olimpia que en Sonora hiciera la priista Claudia Pavlovich, en que propone que acoso y hostigamiento sexual sean consideradas faltas graves, garantizar el respeto, integridad física y moral de las mujeres, además de dotar de facultades al Ministerio Público para enfrentar toda forma de ciberacoso. Bien…
* De llamar la atención la recurrencia a marchas y plantones para exponer toda suerte de asuntos. Apenas el viernes en el Zócalo, a no pocos llamó la atención un grupo de integrantes de la cooperativa Cruz Azul vestidos de negro que, con mantas y un ataúd, protestaban contra el destituido Víctor Manuel Garcés y coreaban consignas de apoyo a Guillermo lvarez, Así…
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.