4 de febrero de 2018
A la vista del término de la prolongada gestión al frente de la Arquidiócesis Primada de México de Norberto Rivera Carrera a quién, en este mismo espacio, calificamos como cardenal del perredismo, dado que la mayor parte de sus 23 años aquí ha debido convivir-negociar con gobiernos de tal origen, nada parece despertar más inquietud hoy entre analistas de la vida de Iglesia que el cómo, a partir de mañana, habrá de darse la relación entre el nuevo prelado, el cardenal Carlos Aguiar Retes y la administración gubernamental saliente o, más, con la que se elegirá el próximo 1 de junio…¡cuyo(a) titular no necesariamente provendrá de las filas del (declinante) sol azteca!
Y ello, no sólo porque cualquier cambio en el liderazgo de la Iglesia en una jurisdicción de primerísimo nivel, cual es la de la capital del país —“la más poblada del orbe”, por cierto—, aliente toda suerte de dudas y especulaciones sino, esencialmente, porque de no haber cambiado las cosas, el único de los partidos nacionales con registro que, hasta el viernes al menos, se había resistido a acreditar algún representante y/o representación en los actos de entronización del nuevo primado era, precisamente, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuya candidata al gobierno local, Claudia Sheinbaum, encabeza hoy cuanta encuesta y/o sondeo ha sido levantado de cara a la próxima elección.
Huelga destacar que, de darse las cosas como versiones morenistas auguran, vaya que el asunto entraña una importancia capital o, incluso, resulta ¡profundamente preocupante!… pues para nadie pasa inadvertida la innegable relevancia que para el desarrollo armónico de la sociedad capitalina, en prácticamente todos los órdenes, tiene el que entre la jerarquía católica y la autoridad local exista una relación al menos institucional y respetuosa, cuando no cordial y hasta “cercana y de estrecha colaboración”…
A la vista de lo anterior, vale recordar, de manera resumida al menos, lo expuesto en nuestra colaboración del 10 de diciembre en que, al comentar los retos que entrañó para el cardenal Rivera la relación que mantuvo con (perredistas) a quienes tocó encabezar el gobierno capitalino, el vocero del prelado, el sacerdote Hugo Valdemar, no dudó referir que “con el ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenasfue una relación muy buena, de respeto y diálogo franco”, en tanto que “con (la hoy cuasi priista) Rosario Robles no podía decirse lo mismo…”.
Luego, con Andrés Manuel López Obrador, según la misma fuente, (ambos) “mantuvieron una muy buena relación, quizá la mejor que tuvo durante su episcopado…” para, con Marcelo Ebrard, “vivir la etapa más tensa… verdaderamente muy, muy tensa” y ahora, con Miguel Ángel Mancera, una relación “diría que estable, afable y fluida…”.
Creer entonces que el necesario vínculo entre Estado e Iglesia a nivel local, cual es el caso, carece de importancia o no exige una relación, insistamos, institucional de mutuo reconocimiento y respeto, es un error pues, digámoslo así, de ello depende el armónico desempeño de la comunidad capitalina.
ASTERISCOS
* Finalmente, será hasta marzo, previo al inicio de campañas por la Presidencia cuando movimiento Ruta 5, del exdirigente de Acción Nacional, Manuel Espino, defina a cuál de los aspirantes a suceder al presidente Enrique Peña Nietobrindará su apoyo aunque, vale rescatar, lo único que quedó claro, se reiteró ayer tras su reunión de Consejo, es que no será al del tricolor.
* Un hecho, a decir de los más, que será al empresario arenero Francisco Cervantes Díaz y no otro a quien, este viernes, se elegirá como nuevo presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), que ahora encabeza Manuel Herrera. Tal es la expectativa que, se dice, el martes declinará en su favor Gustavo Arballo, otro de los aspirantes al cargo…
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP