31 de octubre de 2018
Nunca antes que yo tenga memoria, nunca, al menos, de manera tan escandalosa y negativa, un presidente electo consiguió impactar de tal manera a los mercados nacionales y alterar el futuro de la economía como, este lunes, lo hizo Andrés Manuel López Obrador cuando, apoyado en una cuestionadísima consulta de carácter ciudadano, asumió decisiones cuyas consecuencias, sin lugar a dudas, marcarán su administración (aún) en ciernes.
Al arranque de la semana, efectivamente, apenas anunciar la inminente cancelación de los trabajos de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en terrenos de Texcoco y, en su lugar, la realización de trabajos de remodelación-modernización en las terminales 1 y 2 del Internacional “Benito Juárez” capitalino, el tendido de dos nuevas pistas en la actual base militar de Santa Lucía y la ampliación de las instalaciones en Toluca, los principales indicadores económico-financieros, y de confianza, vinieron a tierra.
Nunca en tiempos recientes, insistamos, un jefe del Ejecutivo electo, pero no aún en funciones, auspició un colapso tal en la Bolsa Mexicana de Valores que en cuestión de horas vio bajar 4% el nivel de su principal indicador o, igualmente, la cotización del peso declinar entre 2 y 3 puntos porcentuales frente a la divisa estadunidense, independientemente de inducir la caída de perspectivas para la economía y, peor, un sinnúmero de expresiones y/o manifestaciones negativas de empresarios e instituciones de países.
Nunca, a la vista lo expuesto, entonces, enviar una señal de cambio de rumbo y/o de la personal manera de hacer política -“hay que informarles (a los empresarios) que (el actual) ya es otro México, y que yo no voy a ser un florero, no estoy de adorno; traigo un mandato de los mexicanos que quieren que se acabe, que se destierre la corrupción…”, o la inscripción de un nombre en la historia costaron tanto a México.
Lo anterior, valga, a manera de reflexión tras conocerse el mensaje del propio presidente electo según el cual si se asumió, como se hizo, la decisión sobre la terminal aérea fue porque más que la construcción en terrenos de Texcoco o Santa Lucía, el negocio de inversionistas y contratistas era hacerse de los terrenos donde operan el actual aeropuerto para ahí, sobre una extensión de 600 hectáreas, dar forma “a una especie de Santa Fe…”.
Ayer, aunque de manera todavía incipiente, operadores del próximo gobierno, del tabasqueño, pues, iniciaron una suerte de operación cicatriz con empresarios privados e instituciones financieras que, si bien se prevé rendirá frutos en algún momento, no se percibe lo haga en el corto plazo.
ASTERISCOS
* Hoy mismo estaremos en condición de ver “de qué están hechos” los 16 recién “estrenados” alcaldes de la capital cuando, a merced de la necesaria realización de trabajos en el Sistema Cutzamala, que provee de agua a la Ciudad de México, se inicie un periodo de cinco y hasta ocho días en que se racionará el suministro vital líquido. Al margen, tome sus precauciones.
* Un día sí y otro también, como hemos insistido, la transición en Veracruz tiende a complicarse y amenaza derivar en violencia. Ayer, diputados de Morena tomaron instalaciones del Congreso y advirtieron que, para evitar que el ¿panista? Miguel Ángel Yunes Linares dé un “albazo”, permanecerán ahí hasta el inminente cierre del periodo de la actual LXIV Legislatura local.
* La identificación en la caravana migrante que busca alcanzar la frontera con Estados Unidos, de dos hondureños con órdenes de captura vigente, uno por homicidio y otro más por delitos contra la salud, dio oportunidad al gobierno mexicano de evidenciar que, si bien se apoyará a los integrantes de aquella, ello se hará con pleno apego al marco legal. Bien.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP