23 de marzo de 2018
Una semana escasa antes del formal arranque de campañas de cara a los emblemáticos y sin duda más complicados y disputados comicios de las últimas décadas, el perredismo —“casi panista ahora…”— parece enfrentar una más de sus recurrentes crisis internas producto, como muchas otras, de la ambición de poder de sus principales liderazgos, aunque, en éste caso, de tal forma grave e inoportuna, que bien podría derivar, literal, en la extinción del declinante sol azteca.
Y esto, no sólo como resultado de las tradicionales, permanentes pugnas que desde siempre han enfrentado a las distintas tribus, sino, en este caso en particular, por el paulatino arrumbamiento de sus “bases ideológicas” más preciadas y el abandono de sus filas por parte de decenas, cientos de liderazgos, comenzando con la totalidad de sus dirigentes más connotados en busca de mejores oportunidades… ¡de poder!, claro.
Esta vez, la amenaza de ruptura e, insistamos, de extinción definitiva del PRD parece tener su origen en una suerte de ajuste de cuentas en contra de Los Chuchos, la tribu que por más de una década ha encabezado la estructura del otrora partido representante de las izquierdas, a cuyos liderazgos —Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete— acusan no sólo de haberse “agandallado…” (como siempre) las mejores posiciones de cara a la elección de julio, sino, esta vez, de “haberse conformado con migajas… la candidatura aquí que vamos a perder incluida”, a cambio de firmar la antinatural alianza con Acción Nacional y el Movimiento Ciudadano.
La embestida contra los impresentables Chuchos, en esta ocasión, tiene a un trío de protagonistas que, si bien no exhibe un antagonismo nuevo en su contra, sí parece decidido a contribuir —“en la medida de nuestras posibilidades…”— a cerrar de manera definitiva el “triste capítulo” del mandato de aquellos e, incluso, “a comenzar a escribir la historia de un nuevo partido…”.
Hablamos, ya lo adivinó usted, de Miguel Ángel Mancera, Héctor Serrano y Manuel Granados, de Vanguardia Progresista; Héctor Bautista, de Alternativa Democrática Nacional (ADN), y Guadalupe Acosta Naranjo, de los llamados Galileos, quienes, procedentes en su mayoría del núcleo contra el que ahora enfilan sus baterías, se asumen como los verdaderos herederos del perredismo… de lo que queda del mismo.
Pronto habrá un desenlace, sí, y entonces sabremos si el sol azteca se convierte o no en el primero de los partidos inmolados en aras de mantener la antinaturalcoalición o si, como piensan otros, logra superar esta nueva crisis y deberemos esperar hasta conocer el resultado de las presidenciales atestiguar el ocaso de alguno(s) de sus protagonistas…
ASTERISCOS
* Con el asesinato, ayer, del veracruzano Leobardo Vázquez, el número de periodistas victimados durante el sexenio llegó a 48, misma cifra que durante la gestión de Felipe Calderón y tercero este año, según la Fundación Fernando Mora Gómez que, por otra parte, se unió al reclamo de esclarecer el crimen, hace un año, de Miroslava Breach en Chihuahua.
* Más tardó la cuestionada candidata de PAN-PRD-MC al gobierno capitalino Alejandra Barrales en intentar desviar la atención sobre las acusaciones que por presunto enriquecimiento ilícito y defraudación fiscal le hiciera el priista MikelArriola, a quien acusó de “hacer el trabajo sucio…” a la morena Claudia Sheinbaum, que el pelotari en exhibir la querella formal presentada en la PGR…
* Al cierre del primer bimestre del año, Tabasco, la entidad gobernada por el expriista, ¿perredista? ahora Arturo Núñez reportó una sorpresiva disminución de 66% en el número de casos de secuestro que, según la organización Alto al Secuestro, fueron sólo cinco, contra los 15 del mismo periodo anterior. Bien…
Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP