13 de marzo de 2019
¡Vaya difícil, tenso entorno! el que escogió el Senado de la República para avalar el reforzamiento de la presencia formal del lopezobradorismo en la sala superior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o, si se me permite decir, para dar un paso adelante en el paulatino debilitamiento de la autonomía del Poder Judicial federal ante el Ejecutivo.
Ayer, efectivamente, luego de múltiples y prolongados debates en que, la oposición al menos, destacó de manera reiterada la evidente inelegibilidad para el cargo de la terna de aspirantes propuesta por Andrés Manuel López Obrador—dados sus innegables vínculos con el equipo gobernante—, una mayoría calificada de la Cámara alta validó el nombramiento de Yasmín Esquivel Mossa, esposa del empresario (consentido del sexenio) José María Riobóo Martín, como nueva ministra de la Suprema Corte, en sustitución de Beatriz Margarita Luna Ramos que, cumplido el plazo de su gestión, dejó la posición a mediados de febrero.
Una mayoría calificada a la que, luego de una primera votación en la que operadores de Morena, el partido-gobierno, no alcanzaron los apoyos necesarios, debieron sumarse los votos, sí, de los aliados tradicionales de Encuentro Social (PES) y del impresentable Partido del Trabajo (PT), así como la de integrantes de “bancadas” del Verde Ecologista (PVEM), de la Revolución Democrática (PRD), el Revolucionario Institucional (PRI), y hasta al menos tres de Acción Nacional (PAN) —los morenovallistas Nadia Navarro Acevedo y Roberto Moya Clemente, además del cuestionado Raúl Paz Alonzo— que, en los hechos, debieron ignorar la “línea” oficial de votar en contra de la propuesta oficial.
Finalmente, y con una diferencia de apenas un par de horas entre una y otra votación sobre el particular, vale destacar, Esquivel Mossa recibió el apoyo de 95 senadores, en tanto que seis se decantaron por Loretta Ortiz Ahlf, esposa ésta de José Agustín Ortiz Pinchetti, excolaborador de López Obrador durante su gestión al frente del gobierno capitalino y recién designado fiscal electoral a nivel federal, 19 se pronunciaron en contra de ambas y de Celia Maya García, la tercera en cuestión, además de una abstención y una ausencia o, si se prefiere, no voto.
Al margen de consideraciones de otra índole, lo evidente en el caso que nos ocupa es que el Ejecutivo federal, al validarse una de las tres propuestas para ocupar la silla hoy vacía en la sala superior de la Corte, da un paso adelante —como lo hizo hace apenas unos meses, en diciembre, en el caso del ahora ministro José Luis González Alcántara Carrancá— en el posicionamiento de perfiles idóneos para dicho espacio, sí, pero también afines a su proyecto de gobierno… lo que no, necesariamente, es positivo ni para la preservación de la autonomía del Poder Judicial federal ni para el de suyo incierto y enrarecido entorno político, la sociedad o el país todo.
ASTERISCOS
* Luego que, vía las “malditas/benditas redes sociales”, se difundieran imágenes de la nueva papelería oficial de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en que se elimina la frase “Sufragio efectivo, no reelección”, fuentes presuntamente vinculadas a Presidencia debieron salir a atribuir el hecho, no a negarlo, a un “error injustificado” de la dependencia que ¿lidera? el cuestionado Javier Jiménez Espriú. Ahora sí que: ¡no me ayudes, compadre…!
* A nombre de asociaciones y agrupaciones deportivas, el presidente del Consejo Mundial de Boxeo y del Consejo Mexicano del Deporte, Mauricio Sulaimán Saldívar, expresó el apoyo y compromiso de aquellas con el esfuerzo a realizar en la capital, a fin de garantizar mayores y mejores oportunidades a jóvenes y niños en condiciones de marginación y pobreza, vía el deporte, y alejarlos así de adicciones, vandalismo y/o vagancia. Bien.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP