14 de octubre de 2018
Lo dicho: a diferencia de lo que ocurre a nivel federal y en prácticamente la totalidad de las entidades donde se eligió a un nuevo gobernador, lo que sucede ahora en Veracruz es, para decirlo pronto, digno de ser inscrito —“en letras de oro, ciertamente”— en un imaginario catálogo de peores prácticas (anti) democráticas y de (in) civilidad política o de ilustrar un manual sobre egos políticos…
Y esto porque cien días después del incuestionable triunfo electoral de Cuitláhuac García Jiménez, postulado por la coalición Juntos Haremos Historia, sobre Miguel Ángel Yunes Márquez, candidato de Por Veracruz al Frente y primogénito del actual gobernador, la posibilidad de un traslado de poderes accidentado y hasta violento a nivel estatal, y un arranque de gestión marcado por la confrontación social y la ruptura del orden, no sólo sigue latente, sino que, además, se acrecienta al paso de los días.
Ocurre que un día sí y otro también, de manera pública, el mandatario electo y quien deberá entregarle la posición en 47 días más, Miguel Ángel Yunes Linares, se confrontan, intercambian toda suerte de señalamientos y hasta amenazas, alentando con ello el clima de enfrentamiento entre sus seguidores, militantes de Morena, PT y PES, en el caso del ganador de los comicios, y, presumiblemente, del PAN, PRD y MC, en el del mandatario en funciones, cuya conducta, en opinión de los más, evidencia que “no acaba de digerir el golpe recibido (en las urnas) en la persona de su vástago”.
El motivo es lo de menos: desde la integración de un (ilegal) Comité Ciudadano de Entrega-Recepción, ante el cual el próximo mandatario, García Jiménez, ya advirtió que no comparecerá, “por no estar contemplado en la legislación y, en consecuencia, ser ilegal…”, hasta la venta “de última hora” de bienes propiedad del estado, así como la imposición de un (supuesto) fiscal anticorrupción carnal, la decisión de heredar adeudos de la administración estatal con empresarios al gobierno entrante y más, mucho más.
Parecería, insistamos, que lo importante para uno y otro es abonar a la percepción ciudadana de que el moreno hará todo lo que esté a su alcance para enjuiciar a su antecesor y seguidores, en tanto que éste, el exelbista-priista y ahora panista Yunes Linares, no sólo pugnará por “sembrar de piedras el camino de su sucesor…” con miras a dificultarle un desempeño exitoso, sino que, además, apostará todo su capital político para mantenerse vigente en la entidad e intentar, en 2024, reasumir el control a través de algún otro representante del yunismoahora derrotado.
Un último capítulo, el más reciente, corrijamos, de esta singular historia se dio apenas el jueves y viernes pasados cuando, sin más, el gobernador saliente dejó en claro que él no pagará el aguinaldo a los trabajadores del Estado, “pues dejaré el cargo el 30 de noviembre y éste se paga en diciembre…”, en tanto que el entrante se concretó a explicar que “es su responsabilidad dejar recursos para ello… si no lo hace, lo demandaré”.
Así de trascendente es el debate político hoy en Veracruz…
ASTERISCOS
* No necesitó ir muy lejos, el Presidente electo y con él su propuesta a titular de Educación Pública, Esteban Moctezuma, para recibir respuesta a sus (cada vez más obvias) indefiniciones sobre cómo manejar las cosas en el sector, de parte de sus trotskistas ¿aliados? de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Desencuentros y jaloneos, que apenas comienzan, auguran ruptura…
* Digna de mención, la reflexión sobre el trabajo electoral a realizar para garantizar la libre ejercicio del voto que, el viernes, ofreció a organizaciones sociales —Ancifem y la CMDH, entre otras— que le reconocieron el vietnamita Dong Nguyen Huu. El objetivo, les dijo, es ofrecer seguridad y certeza al ciudadano, servirle y construir puentes que posibiliten construir democracia…
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP