26 de septiembre de 2017
Tenancingo, Méx. – «Ante la desgracia todos perdemos rango, aquí no hay más que voluntarios», destacó el encargado del servicio médico de la Cruz Roja de Tenancingo, Carlos Moreno Hernández.
En el centro de acopio de la Cruz Roja, ubicado en Paseo de Los Insurgentes, Tenancingo, Estado de México, trabajan de manera conjunta miembros de esta institución y de la sociedad civil.
Los voluntarios, niños y adolescentes de 10 a 15 años, laboran en el armado de despensas que son repartidas de forma personal a los damnificados por el sismo del pasado 19 de septiembre en las comunidades de la entidad y en los estados cercanos a Morelos.
«Las despensas se entregan personalmente a los afectados; dependiendo del número de integrantes de la familia se les da una, dos o tres bolsas con víveres», indicó María de la Luz Juárez Chávez, integrante de la Cruz Roja.
En el lugar se reciben de cinco a seis toneladas de alimentos no perecederos, los cuales son separados por jóvenes como Alondra Osiris y Kelly García Colín, quienes se desplazan de Toluca a Tenancingo para realizar esta noble tarea.
«Venimos a ayudar porque la gente lo necesita, mi papá trabaja en la Cruz Roja de Tenancingo. Llego a la una o dos de la tarde para envolver, me voy a las ocho o nueve de la noche», dijo Kelly García, de 12 años.
Ambas amigas coincidieron en sentirse felices por ayudar en el centro de acopio y la emoción se desborda cuando ven los rostros de alegría de las familias al recibir las despensas.
Al lugar no dejan de llegar automóviles y camionetas cargadas con los víveres provenientes de distintos municipios del Estado de México.