21 de julio de 2017
En la Ciudad de México no todo es ruido y tráfico, en sus entrañas alberga tres bosques que además de ofrecer oxígeno y la frescura de la sombra de los árboles, son propicios para la convivencia, el deporte y la cultura, lo que los convierte en una opción económica y divertida para que chicos y grandes disfruten este verano.
El Bosque de Tlalpan, que cuenta con el distintivo de Área Natural Protegida con categoría de Zona Ecológica y Cultural, vigila la Sierra del Ajusco y está enclavado sobre el suelo de conservación del Pedregal que favorece la existencia de especies de flora y fauna, así como el control de la erosión.
Al sur de la ciudad, este espacio tiene beneficios ambientales como la infiltración y recarga de mantos acuíferos, también cuenta con una pista de arcilla de 880 metros y otra de concreto de 980 metros, así como un circuito pavimentado de una longitud de cuatro mil metros, palapas y juegos infantiles.
Este año, el estacionamiento de la Casa de Cultura de este bosque, se convirtió en sede de la actividad gratuita Bosquecinema, iniciativa que busca acercar a chicos y a grandes al mundo del cine.
En el corazón de la Ciudad de México, el Bosque de Chapultepec que fue escenario de episodios que le dieron identidad, provee a los capitalinos no solo de un sin fin de actividades, sino que es uno de los pulmones que dan vida a la capital mexicana.
Cuenta con 648 hectáreas, recibe cada año a más de 19 millones de visitantes; además, provee de beneficios ambientales como la recarga de mantos acuíferos, captación y filtración de agua para la ciudad, regulación de la temperatura de la zona y reducción de contaminación sonora.
El Audiorama, para los amantes de la lectura, el Jardín Botánico y sus espacios de diferentes tonos de verdes, así como el Castillo de Chapultepec, cuidado por algunos de los ahuehuetes sembrados en el periodo prehispánico, son algunos de los atractivos que ofrece la primera sección de este sitio emblemático.
En tanto que en la segunda sección habitan espacios como el Museo de Historia Natural, el Cárcamo de Dolores y Parque Constituyentes, paraíso de los amantes de la vida en patineta, así como la fuente de Xochipilli y el Paseo de los Compositores.
En el Bosque de Chapultepec existen 200 monumentos, 49 fuentes y cuatro lagos que conviven en armonía con una buena variedad de árboles y animales, a su vez, con el tiempo se ha convertido en un espacio de convivencia con actividades como Picnic Nocturno, Lanchacinema y Domingo Verde.
Al norte de la capital mexicana, el Bosque de San Juan de Aragón, con sus 162 hectáreas es una zona boscosa en la que especies de aves migratorias como pato mexicano, garza blanca, gallina de agua y pato cucharón pueden ser apreciadas en un humedal artificial.
Fundado en 1964, el bosque ubicado en la avenida Loreto Fabela, en San Juan de Aragón, ha visto una serie de transformaciones y con el tiempo se han sumado espacios para deportistas con gimnasios urbanos, una pista de cinco kilómetros para trotar y un skatepark de tres mil metros cuadrados.
Este bosque tiene para todos los gustos y los amantes de la lectura pueden disfrutar de los préstamos de libros y cuentacuentos que ofrece la Biblioteca Móvil; además, el primer sábado de cada mes se puede apreciar una función de cine en lanchas, mientras que el segundo se celebran picnics nocturnos.