5 de abril de 2017
Al menos seis personas originarias de Asia Central fueron detenidas hoy en San Petersburgo bajo sospecha de colaborar con grupos terroristas reclutando a gente, dos días después del atentado contra el metro de la ciudad, que dejó 14 muertos y unos 50 heridos, informo hoy el Comité de Investigación de Rusia.
“Los agentes de las filiales regionales del Servicio Federal de Seguridad (FSB), del Ministerio del Interior y de la Guardia Nacional detuvieron a seis nacionales de Asia Central, que llegaron a Rusia en calidad de inmigrantes laborales”, señaló el comité en un comunicado difundido por la agencia de noticias Sputnik.
Los detenidos están acusados de reclutar a sus compatriotas para perpetrar actos terroristas e involucrarlos en la actividad del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y Fatah al Sham (ex Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda).
Durante el registro de las viviendas de los sospechosos, los agentes incautaron materiales islamistas extremistas y documentos relevantes que podrían servir para la investigación relacionada al atentado en el metro de San Petersburgo, el más grave jamás registrado en esa ciudad.
Hasta el momento, los investigadores no han dicho si los seis detenidos tienen alguna relación con el atentado, del que se ha acusado a Akbarzhon Yalilov, un hombre de nacionalidad rusa y origen kirguistano.
Como parte de las investigaciones, la policía ha realizado un registro minucioso en la vivienda de Yalilov en San Peteersburgo, sin encontrar armas ni explosivos, sólo literatura de carácter islamista radical y diverso material que podría ser útil para esclarecer el atentado.
Yalilov, cuyas huellas genéticas también fueron halladas en una bomba sin explotar encontrada en otra estación del metro de San Petersburgo, ya había sido identificado como sospechoso por el Comité de Seguridad Nacional de Kirguistán.
En tanto, los padres del presunto autor del atentado viajaron este miércoles a San Petersburgo desde Kirguistán para identificar los restos de su hijo, quien habría sido radicalizado por extremistas islámicos.
El presidente ruso, Vladimir Putin, considera que el atentado en San Petersburgo demuestra que las repúblicas ex soviéticas «son posibles blancos terroristas».