20 de diciembre de 2017
Nada buena, a la vista de lo sucedido en los últimos días, debe ser la perspectiva que de su propio relevo tiene el cuestionado gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, cuando, amén de insistir en el despropósito (político) que implica buscar imponer a su hijastro Rodrigo Gayosso
Cepeda en el gobierno estatal, a partir del próximo octubre, parece haber comenzado a avanzar en el diseño de un sistema judicial “a modo”.
Ello, al menos, es lo que aseguran fuentes legislativas ajenas a la mayoría legislativa, dócil al mandatario que, de golpe y unas horas apenas antes de comenzar a disfrutar del feriado navideño, aprobaron, vía fast track, un singular paquete de reformas constitucionales que, en caso de ser avaladas por la mayoría de los 33 ayuntamientos de la entidad, puede decirse que sientan las bases para modificar de fondo la estructura jurídica en la entidad.
Cambios que, entre otros, contempla la desaparición del Consejo de la Judicatura estatal, igual que el el Tribunal de Justicia para Adolescentes, pero, de manera particular, concede autonomía a la Fiscalía estatal y define que, en un plazo no mayor a 20 días después de entrar en vigor la reforma respectiva —“a propuesta del gobernador en funciones, se entiende”— el Congreso nombrará a un nuevo titular de aquélla para un plazo de nueve años… un nuevo fiscal que, en opinión de algunos, no podría ser otro que su actual titular, Javier Pérez Durón, al que cercanos al mismo acreditan tener una relación de parentesco con el gobernador saliente.
Y ello, valga insistir, al tiempo que, en paralelo, se empeña en dejar en la posición que ahora él ocupa a quien antes encumbró a la dirigencia del perredismo estatal y, hace apenas unos días, auspició que se proclamara precandidato a gobernador el mencionado Gayosso Cepeda, quien, ni tardo ni perezoso, inició su posicionamiento aprovechando el entorno de incertidumbre (política) que, en la vecina entidad, propició el fracaso de los (injustificables) esfuerzos que los promotores del antinatural Frente partidista, nunca ciudadano, por cierto, realizaron en aras de hacer posible panistas y perredistas, en especial, signaran una suerte de tregua con miras a competir con un candidato común,
en los comicios de julio de 2018.
En el fondo y como aliento de todo lo mencionado, ¡adivinó usted!, nada parece más claro que la creciente percepción del gobernador y de la ciudadanía en general de que, salvo ocurrir algo extraordinario en los próximos meses, su casi seguro sucesor no será otro que el (exfutbolista y no político) ahora alcalde de la capital, Cuernavaca, el odiado Cuauhtémoc Blanco Bravo, alentado en esta ocasión por la alianza Morena-Encuentro Social, quien marcha adelante y, por mucho, en todas las encuestas… y que ello, no lo dude usted, tendrá consecuencias.
El asunto entonces, huelga insistir, mantiene a más de uno, literalmente, en ascuas.
ASTERISCOS
* Si bien no faltó quien, tras la alianza Morena-PES, pretendió descubrir “la mano de un irritado (Miguel Ángel) Osorio Chong…”, lo cierto es que, en contraste con esto, el riesgo de ruptura entre los afines al líder, Hugo Eric Flores, y el grupo al que “apoya” el titular de Gobernación, encabezados por el diputado Alejandro González Murillo, podría darse en “cuestión de días…”.
* En Acayucan, en Veracruz otra vez, el periodista
Gumaro Pérez, reportero en redes sociales en el diario local La Voz del Sur, cayó abatido víctima de la violencia criminal mientras presenciaba el festival navideño de su hijo, en la primaria Aguirre Cinta. Hablamos del homicidio número 15 de un comunicador en el año y la 45 en el actual sexenio. Lamentable.
Con motivo de los festejos navideños, este espacio dejará de publicarse algunos días para volver a hacerlo el próximo lunes 8 de enero. Dios que viene les bendiga a todos. Felicidades.
Twitter: @EnriqueArandaP