10 de enero de 2018
Lima.- Miles de personas, desde indígenas a jóvenes católicos, de Bolivia, Brasil y Perú se preparan para viajar en unos días hacia Puerto Maldonado, una de las capitales amazónicas duramente golpeadas por el impacto de la minería y la destrucción medioambiental que el Papa Francisco visitará el día 19 de enero.
Varios autobuses con decenas de personas viajarán desde el Amazonas brasileño, uno de los más impactados por las actividades económicas, hacia Puerto Maldonado, en la selva peruana, para poder asistir a la visita del Papa.
El Papa tiene previsto reunirse en su día de visita a Puerto Maldonado, el 19 de enero, con líderes y grupos indígenas de toda la región, en una nueva iniciativa del líder católico por concienciar al planeta de los efectos devastadores contra el medioambiente, como ya hizo con su Laudato Si.
Enclavada en la selva peruana, Puerto Maldonado es una ciudad que creció en la última década al calor de la explosión de la minería ilegal de oro en las reservas naturales, donde varios miles de inmigrantes extraen ilegalmente el preciado metal con métodos rudimentarios que contaminan las aguas de los ríos y los bosques.
La región peruana amazónica de Madre de Dios, una de las de mayor diversidad natural y étnica, con cerca de 15 grupos de indígenas no contactados, se ha visto seriamente dañada por las actividades, que han causado un aumento poblacional de Puerto Maldonado de 40 mil a 140 mil habitantes.
“La minería ilegal de oro es absolutamente masiva en la región”, explicó a Notimex la experta Rebecca Spooner, de la organización Survival International, que denuncia el impacto en las comunidades indígenas de esta actividad que el Gobierno peruano no ha logrado controlar.
Al impacto medioambiental del uso, sobre todo, de mercurio para separar el oro de otros metales, se suma la prostitución, el tráfico de personas, la violencia, el contrabando y la corrupción en una región que la prensa peruana ha calificado como “tierra de nadie”, en referencia a la ausencia casi total de policía u otros organismos estatales.
La visita del Papa, con la que las etnias indígenas quieren dar visibilidad a sus problemas, pues la minería destruye sus tierras y sus formas de vida ancestrales, ha puesto en guardia a los mineros, que temen que la presencia del líder religioso pueda poner fin a sus lucrativas actividades.
Con todo, el vicario apostólico de Puerto Maldonado, monseñor David Martínez de Aguirre Guinea, uno de los religiosos clave en la organización de la visita del Papa a esta peligrosa región, dijo la semana que la visita de Su Santidad no pretende cerrar las minas, sino elevar la conciencia por un mundo más igualitario y respetuoso con el medioambiente.