14 de marzo de 2018
Beijing.- El gobierno de China dejó establecida hoy su voluntad de trabajo con el entrante secretario estadunidense de Estado, Mike Pompeo, pero medios de prensa perciben un endurecimento en la política exterior de Washington.
Se trató de las reacciones iniciales chinas al cambio anunciado la víspera por la Casa Blanca, en el cual el secretario de Estado Rex Tillerson deja el cargo a Pompeo, quien es visto como de línea dura.
En las posiciones regionales Corea del Norte se mostró confiada en que la cumbre del presidente estadunidense Donald Trump con el líder norcoreano Kim Jong-un se mantendrá sin cambios, mientras Japón expresó sorpresa por el movimiento.
En Beijing, el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores, Lu Kang, se mostró partidario de esperar que el cambio no impacte las relaciones Estados Unidos-China ni la cooperación entre ambas naciones.
China está dispuesta a trabajar con el nuevo secretario para generar los consensos entre los líderes de ambos países, centrarse en la cooperación, manejar nuestras diferencias así como impulsar las relaciones binacionales de una manera saludable, agregó.
Lu señaló también que Estados Unidos debe de continuar sus iniciativas en curso sobre los más importantes temas internacionales, incluidas las pláticas directas con Corea del Norte y el acuerdo nuclear con Irán.
Al informar del movimiento hecho por el presidente Trump, el South China Morning Post recordó que Pompeo consideró el pasado enero a China como «una gran amenaza para Estados Unidos» por su infiltración en escuelas y hospitales.
Añadió que la salida de Tillerson podría ser seguida por la de otros funcionarios diplomáticos, lo que haría difícil a China saber con quien tratar.
Zhang Zhexin, investigador del Shanghai Institutes for International Studies, recordó que Pompeo es miembro del ultraconservador «tea party», y su nombramiento no es una buena noticia para las relaciones chino-estadunidenses.
Una vez confirmado, Pompeo podría deteriorar aún más las disputas comerciales entre ambos países y ampliarlas a los temas de seguridad y diplomacia, puntualizó.
En Corea del Sur, un ayudante de presidencial dijo que el cambio en el liderazgo de la política exterior estadunidense no afectará el diálogo con Corea del Norte.
La cumbre Estados Unidos-Corea del Norte será realizada como está previsto, pues el presidente Trump en persona expresó su deseo de realizarla, añadió en declaraciones a la agencia Yonhap.
Otro asesor presidencial también en condición de anonimato, afirmó a Yonhap que el cambio busca fortalecer el equipo diplomático de Trump precisamente en la perspectiva de la cumbre con Pyongyang, programada en principio para mayo.
Por su parte, funcionarios del gobierno japonés se mostraron sorprendidos de la remoción de Tillerson, pero confiaronen que no habrá afectación en las relaciones con Tokio.
La agencia Kyodo agregó que el viaje del ministro japonés de Relaciones Exteriores, Taro Kono, a Washington, seguirá como estaba previsto para el próximo fin de semana.
De acuerdo a Kyodo, el entrante Pompeo opina que debe de irse adelante con la cumbre Washington-Pyongyang, mientras Tillerson había señalado que se carecía de condiciones para el diálogo.
En tanto, la China Global Television Network (CGTN) publica un comentario de John Gong, investigador del Charhart Institute, donde destaca que con la llegada de Pompeo, cuatro de las más importantes posiciones en la Casa Blanca son ocupadas por exgenerales o altos oficiales de inteligencia.
El investigador del «think thank» chino y de la University of International Business and Economics, enumera que además de Pompeo, se trata del jefe de personal de la Casa Balnca, John Kelly, proveniente de la Marina.
El asesor de Seguridad Nacional, Herbert McMaster, es un ex teniente general, además de que el secretario de la Defensa es el general James Mattis, sin olvidar que cargos de menor rango también son ocupados por exmilitares.
Que un presidente estadunidense esté rodeado de tantos oficiales de alto rango no tiene precedente en la historia estadunidense, donde el control civil del aparato militar es una tradición, concluye.