12 de agosto de 2017
Lima.- Perú expulsó al embajador de Venezuela en Lima dentro de los esfuerzos regionales contra el gobierno del presidente Nicolas Maduro por «pisotear» el orden constitucional de su país, en momentos en que Estados Unidos tiene una opción militar para la crisis política venezolana.
Por otra parte, el gobierno venezolano tomó represalias ordenando que el jefe de la embajada de Perú en Caracas saliera del país y llamó al presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski un «enemigo» de Venezuela y de la unidad latinoamericana.
Perú dio al embajador Diego Molero, ex ministro de Defensa de Venezuela, cinco días para salir del país.
Como parte de lo que dijo fue un firme compromiso «para ayudar a restablecer la democracia de Venezuela», la administración peruana también se negó a aceptar una protesta diplomática hecha por Maduro por la condena de cancilleres latinoamericanos a su gobierno.
La acción del Perú, que fue la más fuerte aún de un gobierno latinoamericano, llegó cuando el gobierno de Trump impuso sanciones económicas a Venezuela para castigar a Maduro por lo que Washington llama un poder ilegítimo.
Unas horas más tarde, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela anunció daba cinco días al máximo enviado de Perú en Caracas, Carlos Rossi, para salir del país. La declaración también señaló que el embajador de Venezuela en Lima ya había regresado a Caracas.
El presidente peruano ha sido hasta hace poco una excepción solitaria entre los líderes latinoamericanos en condenar abiertamente a Maduro.
Kuczynski, un ex-banquero de inversiones de Wall Street que pasó décadas viviendo en Estados Unidos, es objeto de burlas frecuentemente en la televisión estatal venezolana y fue citado como «el perro perdiguero del imperio» por un funcionario.
En Estados Unidos, mientras tanto, el presidente Donald Trump escaló la retórica el viernes diciendo que no ha descartado una acción militar contra Venezuela.
En declaraciones a los reporteros en su club de golf Bedminster, Nueva Jersey, Trump se quejó de la creciente crisis humanitaria del país y declaró que todas las opciones permanecen en la mesa, incluyendo una posible intervención militar.
«Tenemos muchas opciones para Venezuela y por cierto, no voy a descartar una opción militar», agregó Trump, quien precisó «una operación militar y una opción militar es ciertamente algo que podríamos perseguir».
Trump recordó que habló sobre el tema Venezuela junto con el de Corea del Norte y Afganistán en una reunión de seguridad con los principales asesores de seguridad nacional y el vicepresidente Mike Pence.
En ese sentido, Pence viajará a Colombia el domingo para iniciar un viaje regional que se espera incluya discusiones sobre cómo tratar el asunto de Venezuela.
Maduro ha tratado de desviar la presión de Washington, y el jueves dijo que quería reunirse con Trump, tal vez el próximo mes en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
«Señor Donald Trump, aquí está mi mano», afirmó el Maduro a los delegados de la Asamblea Nacional Constituyente, añadiendo que quiere una relación tan fuerte con Estados Unidos como lo ha hecho con Rusia.
El viernes, la Casa Blanca rechazó la solicitud de reunirse con Trump. Un comunicado difundido por el secretario de prensa acotó: «Trump con mucho gusto hablará con el líder de Venezuela tan pronto como se restaure la democracia en ese país».
«Trump ha pedido que Maduro respete la Constitución, celebre elecciones libres y justas, libere a los presos políticos, cesen todas las violaciones de los derechos humanos y deje de oprimir al gran pueblo de Venezuela … En su lugar Maduro ha elegido el camino de la dictadura».
El gobierno de Trump ha impuesto sanciones a Maduro y a más de dos docenas de otros funcionarios venezolanos anteriores y actuales.