4 de mayo de 2017
María Guadalupe Ortiz de Landázuri, una de las iniciadoras de la prelatura apostólica del Opus Dei en México, se acercó hoy a las altares luego que el Papa Francisco reconoció sus “virtudes heroicas” y la declaró “venerable”.
El pontífice recibió la mañana de este jueves, en audiencia, al cardenal prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Angelo Amato, quien le sometió a consideración el expediente de Ortiz y de otros futuros santos.
También aprobó un “milagro” que le permitirá a Argentina tener una nueva beata, la madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de la congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús.
Ortiz de Landázuri debe su nombre a la Virgen de Guadalupe, ya que nació el mismo día de su fiesta pero de 1916 en Madrid.
Estudió ciencias químicas y perdió a su padre, que era militar, en la Guerra Civil Española. En 1944 conoció al fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer, y se incorporó a la obra.
Primero trabajó en la capital española, luego en Bilbao, donde se dedicó a la formación de los jóvenes. Llegó a México en 1950, mandada por Escrivá para iniciar (con otras personas) la misión de “la obra”.
Entre otras cosas, impulsó un centro de capacitación humana y profesional para campesinas en una zona rural del estado de Morelos.
Permaneció en el país hasta 1956, donde se trasladó a Roma para colaborar en el gobierno del Opus Dei, luego volvió a España, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1975 como consecuencia de una enfermedad del corazón, a los 59 años.
El Papa también aprobó un “milagro”, una acción prodigiosa atribuida a la intercesión de la monja argentina Josefa Saturnina Rodríguez, cuyo nombre religioso fue Catalina de María, que vivió entre 1823 y 1896.
En 1874 fundó la congregación las Esclavas del Corazón de Jesús y fue muy amiga de otro santo argentino, apenas canonizado, el cura gaucho José Gabriel Brochero.
Todavía está pendiente de definir cuándo y dónde será la ceremonia de beatificación. Por costumbre esas celebraciones se llevan a cabo en el país del nuevo beato, aunque no es común que las presida el Papa.
Por otra parte, el pontífice también autorizó declarar como “venerables” a dos cardenales, hasta ahora “siervos de Dios”: el italiano Elia dalla Costa (1872-1961), quien fuera arzobispo de Florencia, y Francisco Javier Nguyen Van Thuan (1928-2002), arzobispo vietnamita.
Van Thuan, quien visitó México en varias ocasiones, fue designado arzobispo coadjutor de Saigón en 1975, pero dos días después fue arrestado por el régimen comunista y pasó 13 años en prisión, de los cuales nueve en aislamiento.
Fue liberado el 21 de noviembre de 1988. Dalla Costa es recordado por haber salvado a judíos y prófugos durante la Segunda Guerra Mundial con la creación de un comité clandestino, cuya responsabilidad confió al sacerdote Leto Casini y financiando la producción de pasaportes falsos, entre otras cosas.