20 de abril de 2018
- El escritor habla de “México esclavizado”, su nuevo libro en el que da luz a los sistemas laborales durante el Porfiriato
México.- Observar el oprobioso ocultamiento de la esclavitud que se vivió en México durante la dictadura porfirista, tema que la literatura no ha abordado con la debida precisión, arrastró al escritor Francisco Martín Moreno a indagar en las más disímbolas fuentes, hasta lograr dar vida y forma a su nueva obra, “México esclavizado”.
Para el autor de al menos 20 «best sellers», resultaba una necesidad imperiosa observar y dar a conocer, a través de su arte como escritor, “lo que acontecía en esos años al interior de las haciendas henequeneras, tabacaleras, cafetaleras, azucareras, chicleras y madereras en el sureste de la geografía nacional”, explicó en entrevista con Notimex.
Dijo que con una gran pasión, después de haber leído “México bárbaro” (obra maestra del estadunidense John Kenneth Turner), y “La rebelión de los colgados” (novela de Bruno Traven) y otros tantos libros, decidió incursionar en el tema y, al poco tiempo, se llevó una sorpresa sobre lo que sucedía en esas haciendas del Porfiriato.
Ese silencio parcial, que no absoluto, fue acreditado por el autor de novelas que llevan a la reflexión como “Arrebatos carnales I, II y III», “Las vergüenzas de México”, “México engañado” y “En media hora… la muerte”, “a la corriente conservadora histórica que es la misma que pretende traer a México los restos de Porfirio Díaz con grandes honores”.
Respetuoso como es, Francisco Martín Moreno externó que si la familia de Díaz tiene el deseo de traerlo y lo trae, es una decisión familiar en la que nadie ajeno puede intervenir, “pero que se le rindan honores políticos a quien se comportó como un político dictador y se mantuvo más de 30 años en el poder y censuró la libertad de expresión, es otra cosa”.
A pesar de que manifestó su total desacuerdo con los historiadores que a lo largo de las últimas décadas intentan preservar la imagen de Porfirio Díaz como una buena persona y un político respetable, el entrevistado reconoció, sin embargo, que siempre ha tenido un profundo respeto y una sincera admiración por los historiadores honestos y objetivos.
“Tengo un profundo agradecimiento por los historiadores mexicanos, porque a ellos les debo mi carrera”, puntualizó el autor, para abonar a sus declaraciones que de ese gremio por el que tiene gratitud excluye a los historiadores conservadores, “por lo que es muy importante sacar a la luz propia todas las atrocidades que sucedieron en aquellos años”.
Destacó cómo se armó “la pinza” que atrapó a millones de esclavos a quienes se les llamó simplemente trabajadores de las fincas, donde se produjo henequén, tabaco, café, azúcar, chicle y madera. “Una de sus patas fueron los hacendados, los rurales de Porfirio Díaz, y las Guardias Blancas de los hacendados; la otra pata fue, sin lugar a dudas, el clero”.
Ejemplificó: “Cuando un trabajador pedía aumento salarial o alguna prestación, el patrón le explicaba que era más fácil que Dios se lo concediera, porque él tiene más poder que cualquier mortal. Y al acudir con el sacerdote, éste le decía que mejor se resignara a 50 años de mala vida, porque mientras más sufriera, más gozo tendría toda la eternidad”.
Una de las muchísimas formas de control, de acuerdo con las pesquisas de Moreno, era mantener a los empleados en la más profunda ignorancia, pues aunque hubieran existido escuelas en esas haciendas, los patrones buscaban y hallaban la forma de no ilustrar a los adultos y menos a los niños, por eso las familias enteras transcurrían su vida en la inopia.
“Otra manera de mantenerlos apartados e incomunicados, era traer chinos o coreanos del extranjero, y de la geografía nacional, a indígenas yaquis o mayos. De esa manera, nadie podía hablar con nadie, no platicaban, no se organizaban y no se podían unir para hacer una protesta en contra de la vida de esclavitud que sí afectaba a todos ellos por igual”.
Sin embargo, al escritor Francisco Martín Moreno, fiel a su reconocido estilo literario, hizo de “México esclavizado” una novela histórica donde la pasión rompe cadenas. Ahí, el autor se reencuentra con una de sus grandes pasiones, la historia nacional para poder ofrecer un periplo “por uno de los más vergonzosos episodios de la historia del país”.
Al mismo tiempo, ofrece al lector pinceladas de lo que era la sociedad de principios del siglo XX, el clero, el gobierno y la lucha que emprendieron los mayas por conservar su cultura, y en sus palabras, “la trama se centra en el estado de Yucatán, sin ser ajena al sometimiento de personas en países como Inglaterra, Francia, Espala, China, Estados Unidos.
En el nudo de la novela está la pasión que surge entre “Olegario Montemayor”, joven e idealista heredero del hombre más acaudalado de la península, quien al llegar a Londres a estudiar en la Universidad de Oxford conoce a “Marion Scott”, una chica inquieta con el alma de detective; entre ellos nace una conexión y una explosión sexual compartida.
Pero también comparten ideas sobre desigualdad, explotación y esclavitud, y eso, los une más. Así, conforme conviven, la curiosidad de ella por conocer de cerca la vida de “Olegario” y refrendar la imagen del padre de éste, “un gran católico, enemigo feroz de la esclavitud”, deciden viajar a Yucatán para que vea la patria de su amado con sus propios ojos.
Francisco Martín Moreno, conferencista y líder de opinión, es autor también de “México negro”, “Las cicatrices del viento”, “La disculpa”, “La respuesta”, “Los mexicanos en pantuflas”, “Los mexicanos a contraluz”, “Cartas a un mexicano”, “México sediento”, “Las grandes traiciones de México”, “México secreto”, “México mutilado” y otras obras.
Es autor de novelas históricas y un apasionado investigador de la cara oculta de México, pero para llegar a ello tuvo que reinventar su vida y jugársela, porque “me dediqué a lo contrario, con tal de buscar la aceptación familiar”. Estudió la licenciatura en Derecho y un doctorado en la Academia Mexicana de Derecho…, pero la historia es su gran pasión.
“México esclavizado” es una novela histórica basada en una bibliografía impresionante, por lo que su lectura, de acuerdo con el entrevistado, está dedicada a los lectores jóvenes de México, “porque ellos son los constructores del país que todos deseamos”, dijo, para enseguida rubricar: “Si pierdo el respeto a la Historia, el lector me lo pierde a mí”.