18 Noviembre 2022
México.- La larga frontera entre Finlandia y Rusia atraviesas densos bosques y sólo está marcada con postes de madera y cercas bajas para el ganado. Pronto se levantará una valla más alta y más fuerte en algunos tramos.
Soldados polacos empezaron este mes a colocar bobinas de alambre de cuchillas en la frontera con Kaliningrado, un exclave ruso entre Polonia y Lituania. También se instalarán cámaras y un sistema de vigilancia electrónica en la zona, que antes estaba vigilada sólo por patrullas ocasionales de guardias fronterizos.
La caída del Muro de Berlín hace más de 30 años simbolizaba la esperanza de cooperación con Moscú. Ahora, la guerra de Rusia en Ucrania ha traído una nueva era de confrontación en Europa y nuevas barreras de acero, concreto y alambre de espino. Pero éstas las está construyendo Occidente.
“El Telón de Acero ha desaparecido, pero por desgracia el telón de alambrada se está convirtiendo en la realidad en buena parte de Europa”, dijo Klaus Dodds, profesor de geopolítica de la Royal Holloway University de Londres. “El optimismo que tuvimos en Europa después de 1989 prácticamente ha desaparecido ya”.
“Construir esos muros y cercas elimina la empatía y la compasión de nuestras sociedades”, resaltó.
Algunos países de la Unión Europea empezaron a construir cercas fronterizas como respuesta a la llegada de más de un millón de refugiados y otros migrantes que entraban por el sur de Europa desde Oriente Medio y África en 2015. En 2015 y 2016, Rusia derivó miles de solicitantes de asilo, también de Oriente Medio en su mayoría, hasta pasos fronterizos en el norte de Finlandia.
Cuando las relaciones con Bielorrusia se deterioraron después de que su presidente autoritario, Alexander Lukashenko, fuera declarado ganador de unas elecciones ampliamente consideradas como fraudulentas, el gobierno en Minsk envió miles de migrantes a las fronteras de la UE en un acto que Dodds describió como “guerra híbrida”. Polonia y Lituania respondieron levantando muros en sus fronteras con Bielorrusia.
Los líderes europeos, que temían otra crisis migratoria como respuesta a las sanciones contra Moscú por la guerra iniciada en Ucrania hace casi nueve meses, han empezado a endurecer sus fronteras.
La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, anunció planes de fortificar partes de su frontera de 1.340 kilómetros, la más larga con cualquier miembro de la UE.
Activistas de derechos humanos en Polonia han protestado por el muro de acero de 5 metros y medio (18 pies) de altura levantado a lo largo de 186 kilómetros (115 kilómetros) de frontera con Bielorrusia, y afirman que mantiene fuera a los más débiles, pero no a los más decididos.