16 enero 2024
México.- El mar Rojo fue escenario de una nueva escalada de tensión tras un nuevo ataque con misiles antibuque lanzado por los rebeldes chiíes hutíes del Yemen contra un portacontenedores estadounidense, que no causó víctimas ni daños de importancia.
El Comando Central de Estados Unidos dijo en un comunicado que el buque alcanzado fue el portacontenedores M/V Gibraltar Eagle, con bandera de las Islas Marshall y de propiedad estadounidense, procedente de Corea del Sur y que se dirigía a cruzar el canal de Suez.
El ataque se produjo sobre las 16.00 hora local (13.00 GMT), cuando los insurgentes lanzaron el proyectil desde las zonas que controlan en el norte y el oeste del Yemen, de acuerdo con el CENTCOM, que apuntó que la embarcación “no ha reportado heridos ni daños importantes y continúa su viaje”.
Horas después y tras días de silencio pese a la escalada militar y los bombardeos contra el Yemen, el portavoz militar de los hutíes, Yahya Sarea, reivindicó la acción en un discurso televisado en el que prometió responder a la campaña de ataques aéreos lanzada por Estados Unidos y el Reino Unido.
“Inevitablemente, se producirá una respuesta a los ataques estadounidenses y británicos, y cualquier nuevo ataque no quedará sin respuesta ni castigo”, amenazó Sarea, que declaró como “objetivos hostiles” a “todos los barcos y buques de guerra estadounidenses y británicos” desplegados.
El ataque de los hutíes contra el M/V Gibraltar Eagle fue sucedido por nuevos bombardeos contra los alrededores del aeropuerto de la ciudad de Al Hudeida, en manos del grupo chií, que hasta el momento no han sido reivindicados por Estados Unidos ni por el Reino Unido.
El portavoz militar de los rebeldes confirmó en su alocución que seguirán llevando a cabo ataques en el mar Rojo y en el golfo de Adén contra barcos propiedad de Israel o que se dirijan a puerto israelí “hasta que cese la agresión y se levante el asedio al pueblo palestino en la Franja de Gaza”.
Muchas navieras han optado las últimas semanas por evitar el mar Rojo -una vía vital del comercio entre Asia y Europa- y se han visto obligadas a bordear el extremo sur del continente africano, con un enorme coste adicional, así como con diez o doce días más de navegación.