Capitalinos y visitantes a esta megalópolis disfrutan de las ofrendas y altares que diversas instituciones públicas y privadas han instalado en espacios públicos con motivo del Día de Muertos. La figura recurrente es «La Catrina», llamada originalmente por su creador, José Guadalupe Posada como «La Calavera Garbancera».
De acuerdo con las croniquillas y los biógrafos del grabador mexicano, los «garbanceros» eran ciertos indígenas que dedicados a vender maíz, abandonaron su actividad comercial ancestral para dedicarse a comerciar con garbanzos, pretendiendo así ser europeos y renegar de su origen, raza, cultura, y herencia.
En museos, plazas públicas, instituciones educativas y todo espacio donde se mantiene la costumbre prehispánica de honrar a los muertos, se ve a «La Catrina», personaje ideado por Posada para representar a la clase social alta del México porfiriano, sector ciudadano que dominó al país hasta antes de iniciar la cruenta revuelta armada de la Revolución.
Al paso del tiempo se convirtió en la «imagen oficial» de la muerte en México y suerte de distintivo para la fiesta popular tradicional de mayor arraigo entre los mexicanos de un siglo a la fecha. El Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre en todas las ciudades, municipios, barrios, pueblos y rancherías de la geografía nacional.
Este año en la capital del país, sin embargo, junto a la siempre omnipresente «Catrina» se encuentran también personajes propios de la cultura local y mundial, como «La Décima Musa» nacida en Nepantla, Sor Juana Inés de la Cruz; el pintor oaxaqueño de gran fama internacional, Rufino Tamayo y el dramaturgo inglés William Shakespeare.
Aunque este día permanece cerrado, el Museo de Arte Popular (MAP) muestra, del 29 de octubre al 13 de noviembre, que las almas de nuestros seres queridos se hacen presentes en estos días. Las calaveras esperan al público en la sala «El arte popular y lo sagrado» del MAP, porque el mexicano aborda la muerte como parte complementaria de su vida.
Para celebrar el Día de Muertos, una de las más antiguas y representativas tradiciones de los mexicanos (declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la Unesco en 2008), la Universidad del Claustro de Sor Juan realizó el montaje de su altar de muertos dedicado a Sor Juana Inés de la Cruz, gran gloria de las letras mexicanas.