6 Enero 2023
México.- Los pacientes, en su mayoría ancianos, esperaban tendidos en camillas en los pasillos y recibían oxígeno sentados en sillas de ruedas en pleno repunte de los casos de COVID-19 en la capital de China.
El jueves, el hospital Chuiyangliu de Beijing estaba atestado de paciente recién llegados. A media mañana ya no había más camas vacías, aunque las ambulancias seguían llevando enfermos al centro.
El personal de enfermería y los doctores se apuraban para recabar información y clasificar los casos más urgentes.
El aumento de los casos graves que necesitan atención hospitalaria se produce luego que el gobierno chino retirase el mes pasado la mayoría de sus estrictas restricciones contra la pandemia tras cerca de tres años de cuarentenas, prohibiciones de viaje y cierres de escuelas, que tuvieron un elevado impacto económico y provocaron protestas callejeras inéditas desde finales de la década de 1980.
Por su parte, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, indicó el miércoles su preocupación por la falta de datos por parte del gobierno chino acerca del brote.
“La situación epidémica en China está bajo control. Seguiremos supervisando posibles mutaciones del virus y ofreceremos cualquier información pertinente a tiempo. Estamos en contacto con la OMS y esperamos que la organización mantenga una posición científica, objetiva e imparcial. Desde que comenzó la pandemia, China ha compartido siempre información de forma transparente”, aseveró en rueda de prensa la portavoz de Exteriores Mao Ning.