26 Julio 2022
México.- El impacto del misil arrojó a la joven mujer contra la barda con tal fuerza que la cerca se venció. Su madre la encontró agonizando sobre la banca debajo del peral donde disfrutaba de la tarde. Para el momento en que su padre llegó, ella ya había muerto.
Anna Protsenko murió dos días después de regresar a casa. La mujer de 35 años había hecho lo que las autoridades querían: Evacuó la región de Donetsk, en el este de Ucrania, a medida que las fuerzas rusas se aproximaban. Pero iniciar una nueva vida en otro lugar le había resultado costoso e incómodo.
Al igual que Protsenko, decenas de miles de personas han regresado con gran riesgo a las comunidades rurales o industriales cerca del frente de batalla en la región debido a que no pueden costear vivir en lugares más seguros.
Protsenko lo intentó durante dos meses, luego volvió a casa para aceptar un trabajo en la pequeña ciudad de Pokrovsk. El lunes, sus amigos y familiares acariciaron su rostro y rompieron en llanto antes de que su féretro fuera enterrado en su tumba.
«No podemos ganar. No nos contratan en otros lugares y aún debes pagar el alquiler», dijo Anastasia Rusanova, una amiga y vecina. No hay a donde ir, dijo, pero aquí en Donetsk, «todo es nuestro».
La oficina del alcalde de Pokrovsk calculó que el 70 por ciento de las personas evacuadas han vuelto a casa. En Kramatorsk, una ciudad más grande que se ubica una hora por carretera más cerca del frente de batalla, las autoridades dijeron que la población cayó de 220.000 a cerca de 50.000 en las primeras semanas de la guerra, pero desde entonces ha aumentado a 68.000.