28 de junio de 2017
Artesanos de Sinaloa venderán sus productos a los miles de visitantes que cada día recorren los Museos Vaticanos, gracias a una exposición que fue inaugurada con música y gastronomía de ese estado en el norte de México.
Tallas en madera, muñequitas tradicionales, rosarios y platos modelados en barro, calabazas pintadas con diversos motivos y otras realizaciones similares fueron colocadas desde este martes en una vitrina ubicada en el corazón de las galerías del Papa.
Entre los artesanos seleccionados para este proyecto, llegó hasta Roma Josefina Rodríguez Vicarra, una mujer de 75 años originaria de Cozalá quien, alegre y emocionada, se puso a trabajar en el patio de la Pinacoteca, donde tuvo lugar el acto de inauguración de la muestra.
Desde su juventud ella se dedica a los bordados. A diplomáticos, turistas y curiosos ella enseñó algunos de sus modelos más exclusivos: imágenes tejidas sobre tela blanca con motivos multicolores.
“A esto me dedico, para mí es un entretenimiento bonito porque lo hago en mi casa, no pierdo tiempo. Para mí es muy importante haber traído estos bordados hasta el Vaticano, yo soy muy pobre y vivo tan lejos, nunca pensé que me iba a suceder esto”, confesó, en entrevista con Notimex.
Reveló haber conocido el oficio cuando era joven y gracias a una concuñada suya, pero entonces sólo laboraban la tela, sin el marco llamado “cuadrillé”. Cuando su amiga se enfermó, ella continuó sola.
“Cuando me dijeron que iba a venir al Vaticano no lo creía, no pensaba que fuese verdad, y ya caí en cuenta que era verdad cuando me tocó viajar. Es la primera vez que llevo tan lejos mis creaciones, bendito sea Dios”, siguió.
Contó que fue seleccionada para ser parte del proyecto cando visitó una casa de ancianos y cuando le quisieron enseñar a coser, ella aclaró que tenía muchos diseños. Cuando los enseñó le comenzaron a tomar fotografías y videos.
Añadió que, cuando supo del viaje, sus hijos le preguntaron: “Mamá ¿se va a animar a ir?”, y ella replicó: “Yo por delante, no me queda de otra”. Ya en la capital italiana recorrió las zonas más famosas, algo que jamás imaginó posible.
La mañana de este miércoles, Josefina Rodríguez participará en la audiencia pública semanal con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro. Se mostró inquieta por la posibilidad, aún no confirmada, de tener un minuto para saludar a Francisco.
“Si Dios me deja voy a ver al Papa, le quiero decir que le mandan muchos saludos los sinaloenses y que nos de su bendición para regresar con bien”, afirmó.
Con una recepción en los Museos Vaticanos con clérigos, diplomáticos, invitados especiales y miembros de la comunidad mexicana se inauguró oficialmente la manifestación.
Aunque estaba prevista la presencia del gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz López, por cuestiones laborales impostergables decidió suspender su viaje y enviar, en su representación, a su esposa Rosy Fuentes de Ordaz.
En la presentación tomó la palabra el cardenal Giuseppe Bertello, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y exnuncio en México. Él destacó la presencia mexicana constante en las actividades de la sede católica.
Además, destacó la importancia de la iniciativa porque permitirá a los productos pasar directamente del artesano al consumidor, mientras los recursos recopilados por la venta de los suvenires a los visitantes de los museos.
“Me parece muy importante esta iniciativa social que llevan adelante los Museos desde hace algunos años porque significa verdaderamente todo lo que se recibe con la venta es entregado directamente a los indígenas que los han realizado”, insistió.
Bertello hizo notar que la presentación marcó el “estreno” del nuevo embajador mexicano ante El Vaticano, Jaime Manuel del Arenal Fenochio, quien asumió su cargo hace algunos días, aunque todavía no presentó cartas credenciales ante el Papa Francisco.
Tras los discursos formales y la inauguración de la muestra, los invitados pudieron admirar diversos bailes típicos de la tradicional sinaloense y probar varios platillos típicos, tanto dulces como salados, en una majestuosa terraza ubicada a pocos metros de la cúpula de San Pedro.