13 de diciembre de 2017
Cuarenta y dos horas escasas después de hacerse pública la convocatoria a participar en el proceso interno de selección del candidato del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de la República que, entre otros requisitos, exigía a los aspirantes acompañar su solicitud de registro con “la firma autógrafa” de 28 mil 137 militantes —un máximo de mil 407 por entidad federativa, por cierto— arropado por los nuevos administradores de turno del blanquiazul, Ricardo Anaya Cortés se apersonó ante la llamada Comisión Electoral para hacer entrega de su petición de registro y, ahora sí que aunque usted no lo crea, ¡52 mil 213 firmas, prácticamente el doble de las requeridas!
¡En sólo 42 horas!, lo que implica que cada minuto de éstas —“las nocturnas incluidas obvio…”— el anayismo recolectó un promedio de 22 firmas autógrafas en todo lo largo y ancho del territorio, en un operativo que, perdón, mueve a sospecha porque, vea usted: 1) o los afines al queretano sabían desde antes, cómo y cuándo había que recolectar los citados apoyos, de manera tal que lo hicieron antes de publicada la convocatoria y con la silencio cómplice de los más de 52 mil panistas que aceptaron otorgarlos… pues nada se supo sobre el asunto o…
2) Apenas emitirse la referida convocatoria, a las 20 horas del sábado 9, Anaya y los suyos activaron un verdadero ejército de promotores-recolectores de firmas que, en tiempo récord, consiguieron los apoyos para evitar que su líder se preocupara siquiera por el asunto. Pudo ser esto, sí… aunque habría que preguntar si el costo económico implícito de la singular operación de activación-despliegue, por mínimo que fuera, se hizo con cargo a la tesorería del partido, al bolsillo del humilde beneficiario o de algún padrino económicamente poderoso y…
3) El que la sola mención del propio exdirigente del blanquiazul de que buscaría participar en la contienda interna recién convocada haya suscitado tal euforia y ganas de apoyarle que, aquí y allá, tras formarse en largas filas —“que nadie detectó…”— durante una buena cantidad de minutos u horas incluso, miles de panistas se hayan agolpado para estampar su rúbrica en las formas oficiales.
Admirable demostración de convocatoria ésta pues, o de cinismo autoritario en opinión de muchos que, en los hechos, abona a confirmar lo dicho en el sentido de que, encaramado en su desmedida ambición de poder e incontrolable protagonismo —“al más puro estilo priista, esencialmente antidemocrático, diría alguno”— Anaya terminará, cuando no lo consiguió ya, haciendo realidad su más caro anhelo, verse en la boletas de la elección presidencial del próximo 2018, sin importar el precio que haya que pagar por ello, el olvido de principios y/o valores, la pérdida o sustitución de amistades, la traición de acuerdos o, por sólo citar algo más, la destrucción misma de su partido, “al que colocó ya en ruta de extinción”.
Cuidado.
ASTERISCOS
* Si bien no con pocos los que apuestan a que su eventual alianza con el lopezobradorista Movimiento Regeneración Nacional, “es cuestión de horas…”, no son escasas, por otra parte, las voces que afirman que el asunto que está frenando el cierre de las negociaciones no es otro que la intención de los morenos de que sea el senador Rabindranath Salazar y no Cuauhtémoc Blanco, como quiere Encuentro Social, el candidato al gobierno de Morelos.
* Una semana después de haber explicitado su decisión de apostar por el gobierno capitalino, Mikel Arriola culminó ayer la (necesaria) operación cicatrizcon el priismo local y, en una comida con sus 15 más importantes liderazgos encabezados por Eruviel Ávila, recalcó que quiere y puede gobernar la Ciudad de México. Antes, con la CNC, Beatriz Paredes afirmó que el pelotari será el primer jefe de gobierno tricolor electo.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter:@EnriqueArandaP