Entre recuerdos, evocaciones a la unidad entre las naciones y mucha música, la banda de «heavy metal» Metallica cimbró anoche el Foro Sol, donde hizo sonar con virtuosismo sus emblemáticos temas y también los de nueva manufactura.
Al filo de las 21:30 horas, las luces del Foro se apagaron y entre gritos y chiflidos los fans de Metallica atestiguaron lo que históricamente sucede en cada inicio de show: sobre el entarimado se proyectan en pantallas leds escenas de la película «El bueno, el malo y el feo», con partitura de «The Ecstasy of Gold», autoría de Ennio Morricone.
La euforia de las más de 65 mil personas no se hizo esperar y apenas sonaron los primeros acordes de su más reciente sencillo «Hardwired», comenzaron a gritar y brincar con gran sincronía.
La energética sesión consiguió sonadas ovaciones y ruedas humanas en las que se bailó slam con desenvoltura, se realizaron señas propias de los metaleros y sonaron chiflidos sin parar.
«Atlas, Rise!», otro de los temas que integra «Hardwired…to Self-Destruct», su más reciente producción discográfica, continuó con la velada en la que Lars Ulrich se manifestó en reiteradas ocasiones a favor de la unión entre naciones. «Hola México, esta es nuestra segunda casa.
No me importa quiénes son ni de dónde vienen… Somos la familia Metallica y aquí estamos», expresó con vigor James Hetfield ante los aplausos de adultos, jóvenes y niños que tenían como objetivo gozar del talento de la icónica banda estadounidense.
El repertorio que presentaron en esta su primera de tres actuaciones en el Foro Sol incluyó temas de su reciente álbum y los más emblemáticos que tienen, entre ellos «One», «Fade to Black » y «Fight fire whit fire».
La destreza y energía de la banda no se queda corta a pesar de los años, y con aires frescos Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo cautivaron a los presentes ya sea con sus riffs, la voz o con la sonoridad de los tambores.
«For Whom Bell Tolls» y «The Memory Remanis» fueron otros de los temas que sonaron, y antes de terminar la última pieza, Hetfield, como si se tratara de un director de orquesta, pidió que el público siguiera coreando su corazón.