18 de julio de 2017
Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco se conmovió con la historia de Roberto Acuña, un recolector de basura de 31 años, padre de cinco hijos que perdió las piernas en un accidente de trabajo, y por eso decidió llamarlo por teléfono.
Según contó el propio Acuña a Notimex, mientras se dirigía a un homenaje en la Legislatura de Buenos Aires, recibió un llamado en su teléfono celular proveniente de un «número privado» y decidió contestar pensando que se trataba de un compañero de trabajo.
«Lo más emocionante fue que me llamó el Papa . Yo atendí, pero cuando pregunté quién hablaba me respondieron: El Papa Francisco. No, ¿en serio? ¿quién habla?, le dije. No creía, ¿cómo me iba a estar llamando a mí?», contó desde Buenos Aires.
«Y después me quedé callado porque no sabía qué decir. Me contó que le había llegado una carta que le mandó un compañero con mi historia, que se emocionó mucho por la fuerza que le estaba poniendo para salir adelante después de mi accidente y que por eso me llamó», agregó.
Entonces sólo atinó a preguntar lo primero que le salió. «¿Estás acá?», disparó. Luego, él mismo reconoció que fue un pensamiento «tonto», pero que le llegó a la mente por la naturalidad con la cual el Papa se comunicó.
Es más, recordó que el sábado es su cumpleaños y se le ocurrió invitar al pontífice. Pero claro, Francisco le aclaró que estaba en Roma y le anticipó: «Vos venís acá o yo voy para allá, para conocernos y charlar».
«Después me dio fuerzas, me dijo que estaba conmigo, que soy un ejemplo. Hablamos de Dios, porque yo creo mucho en él y sé que me dio una segunda oportunidad», indicó.
«Todo tiene que ver, es muy emocionante. Para nosotros fue una alegría muy grande, nadie lo podía creer cuando lo contamos. Fue muy emotivo esto, lo tomo como que hablé con Dios», abundó.
El homenaje en su honor coincidió con la propuesta de declarar al 22 de marzo como «Día del Recolector de Residuos» en la capital argentina.
Aquel día, hace casi cuatro meses, Acuña (31 años), realizaba su cotidiano recorrido colectando la basura colgado de un camión. Todo pasó en cuestión de minutos. Un automovilista que manejaba bebido y drogado impactó de lleno al vehículo por atrás. El impacto fue tan grave, que el conductor se dio a la fuga.
Lejos de amedrentarse, puso el pecho. Por sus cinco hijos: Un muchacho de trece años, niñas de 7, 5 y unas mellizas de tres.
Más adelante, constató que son muchos los que trabajan como él, arriesgando su vida día a día mientras la mayoría duerme. Esquivando automóviles, recogiendo de todo en la basura: desde vidrios filosos hasta jeringas de hospitales.
«La mayoría piensan mal (de nosotros) porque ven que tocamos la basura, que contamina, y de ahí viene la explicación de que nadie sabe lo que hacemos. Yo trabajaba de noche y me tocó a mí (el accidente). Son muchos los riesgos que corremos», ilustró.
«Es una vida nueva (tras el accidente), nos estamos acostumbrando, yo tengo mi familia y mis nenas. Todo lo que está pasando me da fuerzas para seguir adelante y no caerme, mirando siempre para adelante gracias a Dios y a la Virgen que siempre me ampara. Con todas las cosas buenas que me están pasando, ¿cómo caerme?», ponderó.