24 de noviembre de 2017
En el curso de las próximas 72 horas, el perredismo, las diferentes tribus que lo integran, determinará, vía la imposición de alguna de ellas, el futuro de la izquierda institucionalizada y el partido que las representa, el de la Revolución Democrática (PRD) y, de manera indirecta, definirá también (en forma parcial, al menos) la suerte del antinatural Frente Partidista, “Ciudadano” perdón, al que dieron forma e impulsan, junto con Acción Nacional (PAN) y el Movimiento Ciudadano (MC).
Durante el fin de semana, efectivamente, las dos corrientes dominantes al interior del sol azteca: la “emergente” surgida de la unión de Alternativa Democrática Nacional de Héctor Bautista González, y Vanguardia Progresista de Héctor Serrano Cortés, por un lado, y la conformada por (lo que queda) de los otrora exitosos Chuchos, Jesús Ortega Martínez-Jesús Zambrano Grijalva y su escisión Galilea con Guadalupe Acosta Naranjo a la cabeza, por el otro, intentarán alinear en torno a sí al mayor número de tribus menores con miras, obvio, a garantizarse el apoyo necesario para imponer sus particulares intereses y/o propuestas en el inminente relevo de su dirigencia, primero y, luego, en la toma de decisiones al interior del engendro tripartidista.
Y esto se entiende, porque así como los primeros apuestan por apoyar la postulación del actual jefe de gobierno capitalino como su candidato a la presidencia, sea por el Frente o en caso de ruptura por sólo el PRD, los segundos insisten en cumplir los acuerdos “asumidos desde antiguo” con el panismo para apoyar al indefinido Ricardo Anaya Cortés en su intención de hacerse de Los Pinos… a cambio de que la estructura blanquiazul se vuelque, como parece ocurre ya, a favor de que sea la maleable Alejandra Barrales Magdaleno y no otro, —ni Armando Ahued Ortega ni Salomón Chertorivski Woldenberg, manceristas ambos— quien, con la representación del Frente, busque mantener la Ciudad de México bajo control de “esta” izquierda.
Ello, huelga decir, al margen de que los afines a Miguel Ángel Mancera Espinosaparecen tener más que claro que la única opción de relevo en la dirigencia nacional partidista es la representada por el mexiquense Juan Zepeda Hernández, en tanto que los segundos aseguran se sentirían más cómodos con un/una presidente(a) interino(a) inclusive que, como la actual atienda a sus sugerencias y/o mandatos “aunque en ocasiones no entienda muchos (el porqué) de ellos…”.
La suerte, pues, del perredismo, lo que queda del mismo habría que destacar, podría quedar echada en las próximas horas, aunque de manera indirecta, insistamos, podría igualmente quedar definida la del Frente… y de no pocos (impresentables) personajes que forman en el mismo.
ASTERISCOS
* Vaya dura y justificada crítica la que, tras esperar ¡50 días! a que los impulsores del Frente Partidista, “Ciudadano” perdón, se dignaran contestar la misiva en que Nueva Alianza planteaba opiniones y consideraciones para unirse al mismo, enderezó Luis Castro Obregón contra aquellos, amén, obvio, de cancelar toda posibilidad de que el Panal pudiera incorporarse al esfuerzo supuestamente… ¡al que originalmente (ellos) le habían invitado a participar!
* Ayer, ahora sí que para sorpresa de muy pocos, el tricolor emitió la convocatoria para elegir a quien le representará en la puja por la sucesión del presidente Enrique Peña Nieto. El registro de aspirantes, a la nominación del Revolucionario Institucional, el 3 de diciembre próximo.
* Unas horas antes, por cierto, el indiscutido número dos del gobierno, Luis Videgaray, debió corregir percepciones según las que, en razón de los desmedidos elogios que le dirigió durante un encuentro en Cancillería, habría “destapado” de manera adelantada a José Antonio Meade como “el bueno”.
Veámonos el domingo, con otro asunto De Naturaleza Política.
Twitter:@EnriqueArandaP