29 octubre 2023
México.- Suman ya 39 los muertos, (pero) “fueron pocos”…
A la vista del insensible e indolente manejo que de la crisis humanitaria causada por el paso del huracán Otis categoría 5 en Acapulco viene realizando el gobierno federal y la servil milicia, nada impide predecir que la tragedia que viven ahora miles de ciudadanos en el otrora paradisiaco destino turístico constituirá para Andrés Manuel López Obrador algo muy parecido, cuando no igual, a lo que en su momento representó el sismo de 1985 para el priista Miguel de la Madrid Hurtado: el término abrupto de su gestión y su paso a la historia como un Ejecutivo incapaz y ajeno al sufrimiento de la población.
El irresponsable manejo del problema y la cada vez más evidente incapacidad del tabasqueño y los suyos –la milicia y la Guardia Nacional sumados a sus colaboradores más cercanos y el inexistente gobierno estatal, en primer plano– para enfrentarlo, constituyen el mejor motivo para referir el asunto como el inicio del fin para su atascada administración y el sufrimiento de miles de mexicanos y no pocos extranjeros residentes o turistas atrapados por el impacto del meteoro, ante la creciente carencia de alimentos, servicios básicos –agua, electricidad y medicinas, esencialmente– y la práctica imposibilidad de dejar sus hogares, ahora devastados.
Son miles, literalmente, quienes ante las graves carencias citadas y la creciente falta de seguridad existente en amplias zonas del puerto y otras del estado donde la rapiña y robo de comercios e inmuebles total o medianamente destruidos –justificados “por la emergencia”– y a la vista de la inexistente autoridad, desearían haber dejado el puerto aunque, al menos hasta el momento de redactar estas líneas, no lo han podido hacer dada la carencia de transporte o combustible para mover sus vehículos o, peor, de vigilancia oficial en la carreteras “tomadas” por grupos de pobladores y/o delincuentes…
Si a ello agregamos las medidas sin fundamento, estúpidas, perdón, adoptadas por el inquilino de Palacio cual es, de manera inexplicable, la concesión con fines claramente político-electorales del monopolio de la entrega de ayuda oficial y privada al Ejército, o la movilización de miles de vividores de la nación para levantar un “censo de afectados” y, supuestamente, evidenciar el “gran cariño” que López Obrador siente por todos y cada uno de ellos, la realidad comienza a superar a la ficción y, ojo, la tolerancia de la gente en el territorio que ha visto nacer a los más representativos grupos guerrilleros de que se tenga memoria, comienza a agotarse y a convertirse en la causa de problemas más graves…
Y todo esto en medio de una crisis socioeconómica que se minimiza y niega, y mientras el gobierno continúa dilapidando miles de millones de pesos del erario para financiar las adelantadas e ilegales campañas de sus presuntos sucesores o, peor aún, la ineficiencia e incapacidad de funcionarios impuestos al frente de empresas como Pemex y la CFE que, esta última al menos, está ahora en deuda con la población.
De manera prematura quizá pero, insistamos, el costo de la tragedia acapulqueña para el gobierno de la 4T está aún lejos de haberse manifestado…