8 abril 2024
México.- Ahondar el desastre o cambio de fondo, las propuestas.
Si bien a no pocos pudiera parecer exagerada, inaceptable incluso, la afirmación de que México ha sido convertido por políticos del “viejo priismo” y del morenismo actual en una suerte de “refugio (dorado) para dictadores” de extracción comunista o socialista-bolivariano de todo el orbe, de América Latina en los últimos años, es una verdad incuestionable que en su momento ha confrontado a su gobierno con sus contrapartes y ha derivado, cual es el caso más reciente de Ecuador, en la ruptura de relaciones diplomáticas con las naciones a su cargo.
Luego que en 1936 el presidente Lázaro Cárdenas del Río, del entonces naciente Partido de la Revolución Mexicana (PRM), antecedente del Revolucionario Institucional (PRI) otorgara asilo político al revolucionario ruso Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, y, en 1955, el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines recibiera y apoyara “en silencio” a Fidel Castro y sus cercanos en el arranque de la revolución cubana y la implantación del comunismo en la isla, la llegada de extranjeros perseguidos en sus respectivos países ha constituido una constante que si bien en la década de los años 90 vivió una suerte de impasse, en los cinco últimos años se reactivó con la llegada de un centenar, al menos, de asilados de Bolivia, Perú y Ecuador, con la diferencia de que muchos de ellos han sido incorporados y laboran ahora en la estructura gubernamental.
Entre 2019 y la fecha, en el caso de asilados provenientes de Ecuador en concreto, una veintena de excolaboradores del régimen dictatorial de Rafael Correa, refugiado ahora en Bélgica tras ser condenado a ocho años de prisión por cohecho en la trama Odebrecht, buscaron refugio en la sede diplomática en Quito, donde recibieron la categoría de asilados y el salvoconducto, merced al cual muchos de ellos se encuentran ahora en territorio nacional. La exlideresa de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, y los legisladores Carlos Viteri, Soledad Buendía y Edwin Larrín, así como Ricardo Patiño, el exministro de Infraestructura Walter Solís y la diputada Viviana Bonilla son algunos de ellos.
Llama la atención el caso de Ismael Daniel Tovar Herrera, colaborador cercano del exmandatario ahora prófugo de la justicia ecuatoriana, acusado él mismo de corrupción, quien ahora se desempeña como coordinador general de Asesores y Asuntos Internacionales del Gobierno de la Ciudad de México “cobijado” por el impresentable Martí Batres de manera específica y antes, con apoyo del ¿comunicador? Jesús Ramírez Cuevas, también impresentable por cierto, se desempeñó como coordinador de Contenidos Digitales en Palacio.
A la vista lo ocurrido en las últimas horas en el caso de la nación sudamericana, durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador entonces, es que debemos advertir de una reactivación de la política de apoyo y asilo a dictadores o sus colaboradores en los más distintos países del mundo y, de manera especial, de políticos identificados con regímenes de corte socialista, signatarios del “bolivarianismo” y más específicamente del llamado Foro de Sao Paulo…
Veámonos el miércoles con otro asunto De naturaleza política.