10 de septiembre de 2018
Al tiempo que nueve de los gobernadores panistas electos o en funciones —tres de ellos expriistas, por cierto— negocian con el fracasado Ricardo Anaya Cortés y los suyos un acuerdo “cupular” que permita a todos mantener parte del control en el Partido Acción Nacional, entre quienes
(“a nivel de tierra”) operarán la elección de la próxima dirigencia, crece la convicción de que si bien ésta se anuncia como abierta a la militancia, será definida por un reducido número de “caciques y/o poderes” locales, vía el manejo
del padrón de miembros en las entidades con mayor presencia.
Será entonces ésta, digámoslo claro, una elección cuyo destino será definido por los “tenedores y/o controladores” de los padrones clave del país, siete u ocho, aquellos que integran un mayor número de militantes debidamente registrados y que, vale mencionar, no son, necesariamente, los que representan y/o a los que de alguna manera piensan los mandatarios estatales que pueden acceder e influir, pero no el fruto de la expresión libre de la militancia toda.
Hablamos, claro, de entidades clave, con gobiernos de tal extracción o donde su presencia es insoslayable. De territorios donde el blanquiazul es primera y/o, en el peor de los casos, una cercana segunda fuerza electoral y donde, perdón, el voto de la militancia es más que manejable: Guanajuato, por ejemplo, donde el panismo-panismo se moverá, con razón si se quiere, en el sentido que definan el actual gobernador
Miguel Márquez y su sucesor Diego Sinhué o, en contraste, Veracruz, donde el impresentable exelbista-priista Miguel Ángel Yunes mantiene un control de estructura y liderazgos azules que no parece esté dispuesto a perder.
Puebla, donde la presencia e influencia de Rafael
Moreno Valle no está a discusión, es otro caso, como lo son también la Ciudad de México con el, igualmente, impresentable Jorge Romero Herrera a la cabeza, los del Estado de México donde Enrique Vargas y su operador Víctor Hugo Sondónconcentran todas las decisiones partidistas. Jalisco, sometido por Hernán Cortés y sus huestes o, en el extremo, Nuevo León de Raúl Gracia y Zeferino ChefoSalgado, cabezas hoy del renacido Grupo San Nicolás. Y hay otros, pero no tan influyentes, pues sus padrones no pesan.
Será pues ésta, la del 11 de noviembre, una elección de dirigentes que, al margen de consideraciones y buenos deseos de las llamadas almas cándidas (por alguno de los citados), la decisión será tomada por pocos… la gran mayoría de ellos —¿está claro?— vinculados de manera estrecha, cuando no subordinados al anayismo fallido que se niega a morir… y, perdón, que tiene en el michoacano Marko
Cortés Mendoza a su candidato.
(¿Apostamos quién ganará?).
ASTERISCOS
*Aunque no cumplan, Pemex sigue dando contratos a empresas que han llevado al fracaso la reconfiguración de la Refinería Lázaro Cárdenas de Minatitlán, con pérdidas millonarias. Es el caso, dicen, de Construcciones Industriales Tapia, ligada al consorcio brasileño Odebrecht o, también Hostotipaquillo, S.A. que no solo no ha podido concluir el paquete asignado sino que, afirman, provocó un accidente en la Torre Catalítica.
*¡Siete mil pesos por persona!, así como lo lee, costará acceder a la Gran Gala Concamin 100 años que, en el marco de la Reunión Anual de Industriales tendrá, el jueves, al presidente electo Andrés Manuel López Obrador como invitado. El viernes, la organización que lidera Francisco
Cervantes, rendirá un homenaje al presidente Enrique Peña Nieto.
* Impulsor, desde que se desempeñó como alcalde de Puebla capital, de un gobierno participativo, sensible, incluyente y transparente, el gobernador Antonio Gali Fayad recibió la pasada semana un nuevo reconocimiento, el Premio a las Mejores Prácticas de Gobiernos Locales con lo que, en solo 18 meses, la entidad suma ya 31 de diferentes instancias. Bien.
Veámonos el miércoles, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP